Llamaba la atención la ambientación, la protagonista y esas máquinas convertidas en variados animales y dinosaurios. Más llamativo aún, era que el estudio holandés "sólo" tenía en su haber la saga Killzone y mostraba un juego rompedor con su línea de productos: un título acción-RPG en tercera persona y en mundo abierto. Mucho trecho para un sólo juego, teniendo en cuenta que los últimos Killzones habían decaído mucho. No pintaba bien, la verdad.
Guerrilla ha roto con su pasado y se ha marcado un juego largo, variado y con una historia que sorprende de principio a fin.