Han pasado 8 años desde el lanzamiento de Red Dead Redemption, un título de la pasada generación que demostró que Rockstar era mucho más que Grand Theft Auto. Dejaban de lado los coches, mafias y ciudades modernas para trasladar la acción a principios del Siglo XIX, donde el Salvaje Oeste dejaba pasó a la "civilización".
Se trataba de todo un homenaje al cine western, con un protagonista muy al estilo de los de Clint Eastwood: serio, pero con buen fondo. Su nombre era John Marston y su objetivo principal consistía en volver a reunirse con su mujer e hijo.
El estudio dejaba del lado la sátira y los personajes excéntricos para montar una historia centrada en el drama. Un mundo abierto marca de la casa, donde el forajido no era un tipo tan malo, y los señores de placa no buscaban hacer el bien. El final ya nos dio una pista de que Rockstar podía cambiar el género de sus mundos, y con L.A. Noire, Max Payne 3 e, incluso los finales malos de GTAV, lo demostraban.
Ahora llega Red Dead Redemption 2 para dejar claro que pueden marcar una generación de consolas con su título más maduro hasta la fecha.