Película surcoreana de 2011 dirigida por Hwang Dong-hyuk y basada en The Crucible de la novelista Gong Ji-Young.
Dong-hyuk acaba de alcanzar el reconocimiento mundial este 2021 gracias al éxito de Squid Game (El juego del calamar), serie en la que también aparecen Gong Yoo y Kim Joo-ryoung (jugadora 212).
Además de éxito, su serie para Netflix ha cosechado más de una crítica debido a su violencia, cosa bastante absurda, pues las series y películas de hoy día incluyen las suficientes advertencias para saber de antemano qué contenido muestran y hacia qué público van dirigidas.
Sin embargo, como una muestra más del muro que separa a las series surcoreanas de su cine, ninguna de las escenas vistas en Squid Game es capaz de superar a la violencia que destila Silenced, ni tampoco ha superado el impacto que causó en la sociedad.
Primer motivo: Silenced está basada en un caso real que, para sorpresa de nadie, supera a lo visto en la película.
Segundo motivo: sus escenas de violencia incluyen violaciones, palizas y torturas a menores.
Kang In-ho (Gong Yoo) es un artista en horas que ha conseguido un puesto como profesor de arte en una escuela para niños sordomudos. La institución de la ciudad de Mujin es un referente a nivel nacional y su paso por dicha escuela supondría un gran salto en su carrera, pues todo docente que pasa por sus aulas consigue un puesto fijo como profesor en Seúl.
In-ho descubre en su primer día el secreto que puede impulsar su carrera o conducirlo a su perdición.
Decir que ese secreto es el abuso sexual a menores discapacitados que van de entre los 8 a los 13 años no es mucho spoiler. Da igual saberlo de antemano, pues es su puesta en escena lo que de verdad ofende.
Es una película donde cada escena está medida al milímetro y que, por mucho que te la cuenten, es con un visionado cuando te golpea con fuerza.
Como todo en la vida, habría muchas formas de enfocar esta historia. La opción que suelen elegir los estudios, sobre todo si se trata de producciones con actores importantes y destinadas al gran público, es minimizar las escenas que puedan herir sensibilidades y dramatizar los hechos a través de testimonios. Este sería el caso de Spotlight, por ejemplo.
Peeeero, estamos hablando de Corea del Sur, y si de algo controla su cine es de mostrar imágenes que no se olviden con facilidad. Después de todo hablamos de violaciones y pederastia, crímenes de los que se habla día sí y día también en periódicos y telediarios, pero que, por alguna razón, no parecen despertar el rechazo correspondiente en la sociedad. Más bien, todo lo contrario. Incluso surgen defensores de dichos agresores. Esto también ocurre en la peli, por cierto.
Dong-hyuk opta por la vía más lógica. Si la historia trata sobre un hecho real tan grave, va a mostrar la gravedad del asunto sin cortarse. Las escenas en las que agreden, persiguen, desnudan y violan a niños y niñas no dejan lugar a la imaginación.
Su intención es ofender al público, pero no por sus explícitas escenas de violencia física/sexual, sino por la pasividad de este a la hora de exculpar dichas conductas en la vida real.
La película consiguió lo que muy pocas han conseguido. Tras su aparición en cines en 2011, se celebraron manifestaciones que ayudaron a que el gobierno retirara la prescripción de los crímenes contra menores, y se volviera a investigar el caso en el cual se basa la cinta. SPOILER ALERT: los finales felices y/o esperanzadores suelen brillar por su ausencia en el cine negro surcoreano.
Y como he dicho antes, lo ocurrido en la escuela real demostró que la película se había quedado corta.
La película y novela solo se centran en dos niñas y un niño con discapacidades y tres violadores. Por otro lado, en la vida real la escuela operaba desde los años 50, lo que hacía que ambas cifras se disparasen.
Además de describir los hechos sin rodeos, la cinta consigue reflejar de forma absurdamente realista el proceso de denuncia y juicio, donde salen a relucir los métodos que tiene la sociedad y sus miembros más respetados para lidiar con la justicia. Simplemente, maravilloso.
Silenced es una película atemporal que trasciende fronteras. Da igual que sea de 2011 y esté ambientada en Corea del Sur. Es muy fácil reconocer sus crímenes y autores.
Desde el punto de vista cinematográfico, también serviría como defensa de su director. Si Dong-hyuk hubiese querido mostrar violencia de verdad, muy poca gente habría terminado de ver Squid Game.
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