Destacar en el cine de animación requiere mucho tiempo y dinero. Si encima hablamos de Japón, donde el mercado de la animación lo abarca todo, lo de llamar la atención se hace aún más difícil. Y si Shinkai lo consigue y sorprende a cada festival al que acude (recientemente ha ganado el premio a mejor película de animación en Sitges) y recauda 10 millones de euros en Japón (logro sólo conseguido por Ghibli), por algo será.
Mitsuha es una chica de instituto de un pequeño pueblo en la montaña, que vive junto a su hermana pequeña y abuela, cuyo sueño es vivir en una gran ciudad. Sin previo aviso, la joven comienza a percibir que su vida diaria está siendo alterada y, más raro aún, comienza a soñar que es un chico de instituto en Tokyo, llamado Taki.
Shinkai sigue con el amor y las relaciones como tema central para sus historias, pero todo lo demás, que va gestando a su alrededor (que no es poco), es lo que consigue que no sea más de lo mismo y marque diferencias entre una peli y otra.
Esta vez, incluso, ha incluido un cameo de la protagonista de su película anterior, El Jardín de las Palabras, como profesora de la protagonista.
La trama va evolucionando por momentos, saltando de un género a otro y siempre dejando con un "¿qué va a pasar ahora?".
La historia no va a lo fácil para contentar rápido al espectador. No suele ser la norma en el cine de animación para todos los públicos al que estamos acostumbrados en Occidente, y se agradece. Obviamente, ésta no es una peli para llevar a los niños. No tiene ningún contenido inapropiado, pero les va a traer al pairo lo que se cuenta.
En la cinta se mezclan vario géneros, pero para minimizar spoilers, simplificaré a historia de amor. Amor al estilo acostumbrado de su director, donde los personajes ni se tocan ni se besan y ni "spoiler", sin caer en el pasteleo gratuito. Toda una hazaña.
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