23 ene 2017

La La Land. Rompiendo esquemas con clase

La última película escrita y dirigida por Damien Chazelle (Whiplash) venía sonando fuerte desde que empezó a aparecer por los festivales el verano pasado. Era favorita para los Oscars desde el minuto uno y en los Globos de Oro se ha afianzado llevándoselo todo.

Un homenaje a las películas musicales del Hollywood clásico y a sus estrellas, decían y dicen. Parecía ese su único mérito para tanta nominación. Nada más lejos de la realidad.
Hay música y coloridas coreografías en largos planos secuencia que quedarían en nada sin la historia que lo guía todo.




Mia (Emma Stone) es una actriz intentando conseguir un papel en un Hollywood sobrecargado de chicas monas, mientras trabaja en una cafetería entre casting y casting. Sebastian (Ryan Gosling) es un pianista fanático del jazz que malvive día tras día con el objetivo de abrir su propio club. Ambos se encuentran en la ciudad de los sueños donde todo tiene un precio.

La historia transcurre durante un año, pasando por las diferentes estaciones que sólo se notan tras poner el rótulo correspondiente, ya que en Los Ángeles hay un verano perpetuo. Podía parecer que Emma Stone y Ryan Gosling habían vuelto a la comedia romántica simple o a un pastelón con notas musicales de por medio. Por suerte, no es así.

Era difícil que con un Chazelle, Stone y Gosling de por medio, La La Land fuese sólo un musical sin aspiraciones a algo más o una simple peli homenaje a épocas mejores. Quizás calificar a La La Land cómo musical haga a gente pensárselo dos veces antes de ir a verla. Un error. Esto no es Los Miserables o Mamma Mia. Los números musicales son escasos (muy buenos) y sirven para afianzar a los personajes.

La trama y la relación de los personajes son las claves de la cinta. Si bien, los sueños de ser actriz en Hollywood o pianista de Jazz nos quedan lejos a la mayoría, la esencia, motivaciones y angustias sí son más reconocibles. 
Una película muy necesaria, sobre todo si tenemos en cuenta que la semana pasada, en pleno prime time, le preguntaban a una futura astronauta de 15 años qué iba a hacer, con todo eso de ir a Marte, cuándo se echase un novio. Porque las tías somo así: de solteras podemos hacer nuestras cosillas, pero cuando se nos cruza un tío, a tomar por saco Marte, La Vía Láctea y La Constelación de Orión que nos parió. Habrá que cuidar de él y dedicarle toda nuestra atención.

Viendo el panorama puede que La La Land peque de utópica y bien intencionada. Lo que sí consigue, es disipar las dudas del por qué a tanto premio y tanta nominación.

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