22 jun 2018

Patrick Melrose. Nacer no se elige

La miniserie de Showtime, basada en las novelas de Edward St. Aubyn, supone una apuesta arriesgada por un tipo de historia donde, escenas tras escena, se busca impactar al público. 

No necesita crear situaciones complejas o personajes poco creíbles. Drogas, dinero, relaciones, familia, muerte y demás situaciones van destrozando la vida del protagonista.

Patrick Melrose (Benedict Cumberbatch) es un joven londinense de familia acomodada, adicto a las drogas, alcohol y a relaciones autodestructivas, que debe ir hasta Nueva York para recoger el cuerpo de su padre fallecido, David Melrose (Hugo Weaving). 

Más allá del viaje a Nueva York de su primer episodio, muy al estilo Trainspotting, la serie marca su estilo y dinámica en su segundo episodio, donde vemos la infancia del protagonista y comenzamos a entender mejor al Patrick adulto del anterior episodio y los siguientes.

Las drogas y alcohol son consecuentes de los temas principales que explora la serie: la familia y la infancia. El joven Patrick, interpretado de forma increíble por Sebastian Maltz, proviene de familia rica y disfruta de veranos en una mansión en el Sur de Francia, pero su siniestro padre y su infeliz madre (Jennifer Jason Leigh borda cada minuto que aparece en pantalla), rodeados de un séquito de cínicos amigos, detonarán todo su futuro.

Ni la familia ni los padres se eligen. Y es cierto que el dinero no da la felicidad si va acompañado de semejantes monstruos. La riqueza de los personajes de la serie va en proporción a su maldad y perturbada moral. Como ejemplos, David Melrose, Nicholas Pratt (Pip Torrens) y la aparición estelar de la Princesa Margarita.

El dinero no es lo único que se hereda. El miedo y el odio marcan más el carácter de una persona que cualquier otra cosa. Como el protagonista, puedes odiar a una persona que te quiere, porque nunca hizo nada para salvarte en un momento de necesidad. Patrick está resentido con su madre, una mujer que se va a África a ayudar a niños necesitados, pero que mira hacia otro lado cuando es su hijo el que sufre.

Son solo 5 episodios, pero con semejantes personajes ningún diálogo de la serie está vacío. Queda claro que no se necesitan 13 ó 23 episodios para desarrollar a personajes y tramas complejas. A pesar de su escasa duración, Patrick Melrose se las arregla para ser una de las series más impactantes de este 2018.

Patrick Melrose no es una serie fácil de ver, no porque su contenido sexual o violento sea explícito (todo queda a la imaginación), sino por las palabras de sus protagonistas. Una serie que demuestra que la vida puede ser un círculo vicioso de miedo, odio e infelicidad, transmitida de padres a hijos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario