22 oct 2018

The Haunting of Hill House. El miedo como legado familiar

La serie de terror creada por Mike Flannagan (Ouija: El Origen del Mal) para Netflix, está basada en la novela de mismo título escrita por Shirley Jackson en 1959. 
Una historia compuesta por 10 episodios que pasa a convertirse en una obra maestra del terror, superando a la mayoría de producciones del género vistas en los últimos años, tanto en cine como en televisión.

Esta es la tercera adaptación de la novela y la más compleja. Anteriormente, había sido adaptada al cine en 1963 y 1999 bajo el nombre The Haunting, cuya última versión estaba protagonizada por Catherine Zeta-Jones y Lili Taylor.

Cuando eran niños, los hermanos Crain pasaron un verano junto a sus padres remodelando Hill House, la casa encantada más famosa del país, y marcando sus vidas para siempre. Ya adultos, la tragedia vuelve a unirlos y se ven forzados a enfrentarse a los fantasmas de su pasado.

La historia juega a la perfección con el terror y el suspense en todas sus escenas, contándonos la situación de cada hermano en el presente y su vida en la casa por medio de flashbacks concretos. Somos testigos de lo ocurrido ese verano a través de lo que vio cada hermano y cada episodio irá insertando una pieza más en el puzle. 
El espacio y el tiempo se mezclan constantemente, especialmente en el episodio 6, grabado por completo en plano secuencia, donde cada puerta conecta el pasado con el presente. 

Los sustos no faltan por parte de la gran cantidad de fantasmas que moran en la mansión. Incluso nos daremos cuenta de que nos han estado asustando sin saberlo. Puede decirse que existen dos tipos de sustos: los principales y los secundarios. Los primeros ocupan el centro de la acción y los veremos sí o sí; los segundos pasan muy desapercibidos y requieren de nuestra atención para localizarlos.
Muchos de los planos de la casa, sin importar día o noche, ocultan una figura fantasmagórica observando a la familia en segundo plano. Si no se presta atención, es posible ver la serie sin vislumbrar a ninguno de estos fantasmas, ya que la acción no se fija en ellos.

Ejemplo de fantasma secundario
Como historia de terror, la serie funciona a las mil maravillas, convirtiéndose en un producto de culto, pero sorprende aún más que funcione igual de bien como drama. No solo vive de sustos y fantasmas de pesadilla, también tiene una fuerte carga emocional sobre afrontar la vida. Cada uno de los hermanos lleva una vida muy distinta y enfrentándose a problemas diferentes. Tratan con temas como la drogadicción, soledad, depresión, paternidad, abusos y demás situaciones que convierten a los fantasmas en el menor de sus problemas. 
La serie no cae en el error de mostrarnos a unos personajes con vidas maravillosas, cuyo elemento disruptor viene de otro plano. La vida es dura, y no todo es culpa de la mansión encantada.

El reparto, encabezado por Carla Gugino y Henry Thomas (el matrimonio Crain), borda cada una de las escenas del presente y pasado. Son personajes que tienen una versión joven y otra adulta, distintas, pero acordes a su personalidad y traumas. Por ejemplo, nos muestran cómo un inocente niño de gafas puede acabar convertido en todo un heroinómano. 

Fantasma obligatorio
The Haunting of Hill House es capaz de coger una historia vista mil veces y convertirla en algo completamente nuevo sin caer en el gore o escenas desagradables. De hecho, muchos de sus momentos más incómodos se muestran en sus escenas más "cotidianas".
Por su parte, los fantasmas, en la mayoría de los casos, se toman su tiempo frente a la cámara para perturbar como es debido. Nada de aparecer y desaparecer.
Otro de los punto de originalidad de la obra se extiende a la concepción de los espectros y sus planos de existencia.

Un drama familiar contado como historia de terror que logra aterrorizar a todos por igual.

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