Película surcoreana de 2022 dirigida y escrita por Hirokazu Koreeda, la cual supone la primera incursión del director japonés en el cine de Corea del Sur.
La nueva historia centrada en su concepto de cabecera, la familia, ya ha conseguido hacerse con el premio del jurado en pasado Festival de Cannes y mejor actor para Song Kang-ho, y mejor película internacional en el Festival Internacional de Múnich.
So-young (Lee Ji-eun aka IU) deja a su bebé en el baby box de una iglesia una noche de lluvia cuando Dong-soo (Gang Dong-won) está solo de guardia, quien avisa a Sang-hyeon (Song Kang-ho) propietario de una lavandería del barrios. Ambos hombres tiene un negocio paralelo a sus vidas normales para sacarse un dinero extra: brókeres de niños abandonados.
Por supuesto, su ilícito negocio ha llamado la atención de la policía, y las detectives Soo-jin (Bae Doona) y Lee (Lee Joo-young) observan cada uno de sus movimientos.
Koreeda vuelve a explorar el concepto de la familia y sus implicaciones, tema que ya ha tratado con éxito y de distintas formas en películas como Like Father, Like Son, Our Little Sister o en su último largo nominado al Oscar Shoplifters.
Sin embargo, esta vez cuenta el germen de una familia que tiene como miembros a personas a las que no les une nada salvo el abandono de un niño y los distintos obstáculos que han de superar con el objetivo de venderlo a un matrimonio a cambio de un precio decente.
Como suele ocurrir en los dramas del director (y en la mayoría de producciones asiáticas), la comedia y momentos absurdos (reales como la vida misma) se abren paso de forma natural. Sirve de ejemplo la escena en la que se reúnen con un matrimonio para vender al bebé y a estos les preocupa que sus cejas son muy finas o que vaya a ser feo de mayor. Momento magistral que capta y critica a la perfección qué ocurre cuando los niños pasan de ser concebidos a simples bienes de mercado, símbolos de estatus y, en resumen, un artículo más del que fardar en Instagram.
Por supuesto, es un drama surcoreano/japonés, por lo que no juega a buscar la lágrima fácil en el público con escenas forzadas, una práctica que si es común en el cine occidental comercial. Si es un drama, los protas tienen que llorar, el público tiene que llorar y hasta la persona que monta el tráiler tiene llorar por fuerza. Órdenes del productor.
Afortunadamente, es una producción asiática, lo que significa que aquí no hay reglas que valgan y se presupone que cada cual sabe qué es lo que le conmueve. Es un drama sobre un problema tan normalizado como el abandono de bebés en buzones de forma anónima y madres que por X y motivos dispares (a cada cual peor) se ven forzadas a tomar dicha decisión, pues sí que lo es y se lo toma superenserio. Pero lo anterior no significa que no haya espacio para la comedia o cualquier otro elemento que "perturbe" el curso normal de lo que se considera género dramático.
Aunque a primera vista parece ser bastante continuista con lo visto en Shoplifters, uno de los pilares sobre los que se basa esta cinta es el ver la vida desde el punto de vista de niñas y niños que no saben por qué han nacido. Mientras muchos otros tienen a madres y/o padres, estos no conocen quienes son sus progenitores, ni por qué les abandonaron en una caja. El rechazo sin ser conscientes del por qué (algo que nunca descubrirán en sus vidas) es la carga que soporta toda niña y niño que aparece en pantalla.
Otro punto que sería inconcebible en Occidente sería el hecho de comenzar a rodar una película sin tener el guion terminado. Ni siquiera llamándote Hirokazu Koreeda te darían dinero en Hollywood para iniciar un rodaje sin examinar y censurar el material previamente. Pero el cine de Corea del Sur y Japón es sinónimo de riesgo, y teniendo en cuenta la carrera del director y su elenco debieron pensar que por muy desastre que fuese el resultado, seguiría siendo una buena historia.
Tampoco ayudaría a que el personaje de la madre, interpretado la gran Lee Ji-eun, no cumpla ni de lejos con ninguno de los atributos y actitudes que se le presuponen a una figura maternal. No hay nada sencillo o fácil en la vida de esta mujer, cosa que se refleja en su caracter.
Dato curioso: Koreeda decidió el destino de cada uno de los personajes a medida que vio sus actuaciones, improvisaciones e interacciones mientras rodaba.
También continuó empleando su método de trabajo con los actores infantiles, pues a estos nunca les da guion, sino que les dice sus líneas al momento de rodar sus escenas para que no las memoricen, se comporten de forma natural e improvisen para obligar a los actores adultos a reaccionar ante cualquier diálogo no escrito.
Hirokazu Koreeda vuelve con otra de sus poderosas historias sobre qué significa la familia, el ser madre y padre y vivir sin saber por qué alguien "decidió" traerte al mundo. Como ya es sabido por cualquiera con dos dedos de frente: existe una vida mejor, pero esta no está al alcance de todo el mundo por muy fuerte que lo desee.
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