Ubisoft vuelve a la carga con la sexta entrega (octava, contando Primal y New Dawn) de su serie más frenética.
Far Cry 6 deja claro que la empresa francesa ha aprendido de sus errores (en materia de videojuegos. El ambiente de trabajo aún está por ver). La revolución en Yara trae consigo varias novedades y mejoras, pero la más destacable, desde el punto de vista jugable, es haber solventado la sensación de repetición.
Tanto Assassin's Creed Valhalla como Watch Dogs Legion innovaban en su fórmula, pero sus amplios mapas y larga duración hacían que la sensación de estar haciendo lo mismo terminase apareciendo más tarde o más temprano. Por supuesto, el universo Far Cry goza de mayor libertad atajar este problema, pues todo está permitido.
La ciudad de Yara, ubicada en el Caribe, se encuentra anclada en los años 50 bajo el yugo de Antón Castillo (Giancarlo Esposito), dictador que asumió el cargo de Presidente tras unas elecciones democráticas. Desde entonces, el Presidente se ha dedicado a separar a los "auténticos yarenos" de los falsos. Mientras Antón prepara a su hijo para asumir el cargo, nuestro papel es meternos en la piel de Dani Rojas (Mujer/Hombre), liderar el grupo revolucionario Libertad, recuperar el país y derrocar al tirano.
En cada entrega de la serie, el argumento ha ido ganado cada vez más peso, y Far Cry 6 da un paso más allá. El desarrollo de personajes, la relación entre padre e hijo y el personaje jugable han adquirido mayor relevancia. Por primera vez, nuestro personaje tiene cara, voz y participa activamente en las conversaciones y secuencias de vídeo.
Desde Far Cry 3, Ubisoft llevó al extremo el dicho de "la grandeza de un héroe se mide por la calidad de sus villanos". Esta gente decidió olvidarse del héroe y centrarse en sus antagonistas. Estos personajes marcan desde su primera aparición y gozan de cierto carisma que no los convierte en el típico malo de turno. Eso sí, no caen en la repetición, pues Vaas, Pagan Ming, Joseph y Antón tienen personalidades y objetivos muy distintos.
El componente político de esta entrega no pilla a nadie por sorpresa, sabiendo mezclar la sátira, drama y la comedia más absurda a lo largo de toda su aventura. Si esta faceta de Far Cry no te hacía gracia antes, no vas a cambiar de opinión en tu visita a Yara. El resto disfrutará de sus nuevas ocurrencias y escenas de acción.
La historia y personajes (principales y secundarios) sorprenden para bien, y es mejor descubrirlos con el mando en las manos y sin spoilers.
La propuesta sigue siendo parecida a lo que suele ofrecernos Ubisoft: un mapa muy trabajado por explorar por tierra, mar y aire; recuperar territorios; combates espectaculares y libertad de acción. Este último punto es el que consigue que no caigamos en la repetición. Hay mucho por hacer en Yara y sus alrededores, pero no sientes la obligación de hacerlo para avanzar en su historia.
Si quieres atacar bases aéreas y puestos del ejército de Antón para desbloquear viajes rápidos, vehículos y zonas de vuelo seguras, lo haces. Si no tienes ganas, pasas a cualquier otra misión principal, secundaria o actividad recreativa. El mapa no se peta de iconos, pudiendo avanzar a tu ritmo y haciendo lo que te apetece sin agobios. Cada cual puede vivir su propia vida guerrillera.
Otro punto a destacar, además de la gran cantidad de horas que puedes pasar descubriendo Yara por tu cuenta, es el ritmo ascendente de epicidad que van ganado las misiones principales. Da más de lo que puedes imaginar.
Dani Rojas también sufre un cambio en cuanto a sus subidas de nivel. En esta ocasión, nuestras mejoras y desbloqueos de habilidades vienen marcados por la reputación dentro de la guerrilla, atuendo que vistamos, Supremo (mochila con habilidad devastadora) que portemos y muchas otras cosas. Dependiendo de cómo queramos afrontar la misión, podemos alterar las habilidades de Dani.
Los acompañantes siguen presentes, esta vez, dejando de lado a los humanos para centrarse en los animales. Un perro, gallo y cocodrilo pueden ayudarnos en las misiones para derrocar al dictador. No son muy decisivos, pero mola el luchar junto a un perrete muy mono.
La única compañía humana que tendremos será a través de su modo cooperativo para dos jugadores online. Toda la campaña puede jugarse en compañía de otro jugador. Por desgracia, no hay pantalla partida a lo Borderlands.
Para ofrecer mayor inmersión en su historia, el título no ha sido localizado al castellano, y se ha conservado el doblaje latinoamericano. Tiene sentido y funciona muy bien. La pega es que Far Cry venía contando con doblaje al castellano bastante potente y, a veces, las voces parecen no casar bien del todo con algunos personajes. Pero no es nada que te vaya a sacar de la historia.
Far Cry 6 es mucho Far Cry. No se han contentado con ofrecer lo esperado, sino que han apostado por subir el listón de lo que habíamos experimentado hasta el momento. Desde su prólogo hasta su final (tiene un endgame al que seguir dedicando muchas horas), la lucha de Dani Rojas no da lugar para el aburrimiento. Y sí, sigue la tradición de los finales alternativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario