En Bloodborne se rompe con la estética medieval de las anteriores entregas y nos lleva a un mundo de fantasía de estilo victoriano. Todo muy oscuro y tétrico, un ambiente que les vendría muy bien a muchos survival horror y, a veces, Bloodborne lo parece, tanto por sus criaturas como por la sangre que inunda los combates.
La historia nos sitúa en Yharman, una ciudad famosa por tener la cura contra cualquier enfermedad. Allí va nuestro protagonista, un cazador que padece una mortal enfermedad. El problema viene cuando la propia ciudad ha visto a sus habitantes convertidos en horrendas criaturas que no van a ponernos las cosas fáciles.
Como heredero de los Souls, la introducción del juego nos enseñará la mecánica más importante del juego: morir.
Cada vez que muramos (miles de veces a lo largo del juego) iremos a El Sueño del Cazador, lugar donde podremos gastar la experiencia adquirida subiendo de nivel, comprar armas y viajar rápidamente.
Al inicio de la aventura, podemos caracterizar a nuestro personaje y darle un origen para determinar sus estadísticas iniciales, pero que no son inamovibles y podemos gastar los puntos en lo que queramos para conseguir un personaje que se ajuste a nuestro estilo de combate.
La variedad de armamento es amplia, pero no lo es la cantidad de armas existentes de cada tipo. Tener una lanza mejor no nos va a ayudar en nada sino planeamos bien el combate y sabemos cuándo esquivar y cuándo atacar. Memorizar los movimientos del enemigo es clave para conocer su próximo ataque.
Aunque Demon´s Soul y Dark Soul son la base de Bloodborne, no estamos ante lo mismo, pero con mejores gráficos.
Los mapas son más grandes, las criaturas y jefes son más variados y el sistema de combate no presenta fallos en la fluidez y timing de los golpes. El único error es el que nosotros cometeremos.
La sensación de que cada combate es a vida o muerte se ha incrementado. La defensa no es una opción (hay escudos pero no sirven de mucho). Los movimientos rápidos y las esquivas son nuestras principales tácticas, dejando los golpes poderosos para los enemigos incapacitados. Para incapacitar a los enemigos contamos con armas de fuego, pero que nadie espere una metralleta ni lanzagranadas, las armas de fuego son una herramienta más para emplear en nuestra estrategia, no la solución.
Estamos ante un hack n slash donde el error de cálculo y machacar botones se paga caro. Nuestra barra de aguante se consume con cada golpe o sprint y tendremos que tenerla controlada para que no llegue a vaciarse y nos deje vendidos en medio de la refriega.
La muerte es una constante a la que nos acostumbraremos y, a veces, costará no lanzar el mando contra el televisor.
Al morir, ya sea a lo largo de la fase o contra un Jefe, comenzaremos la fase desde el principio y volverán a aparecer todos los enemigos abatidos, salvo los cazadores (enemigos como nuestro personaje muy exigentes). Perderemos toda la experiencia acumulada a manos del enemigo que nos derrote y la recuperaremos si lo derrotamos.
Sólo se necesitan dos palabras para definir a los Jefes del juego: enorme y letal. Un golpe o dos, si somos afortunados, bastarán para poner fin a la batalla. La agonía está servida.
Ir a lo loco no tiene recompensa, la audacia puede.
No hay lugar para la suerte y sólo la habilidad de cada jugadora/jugador será la que conduzca a la victoria. Todo ha de salir a la perfección y la sensación de "me lo he ganao", no nos abandonará durante la aventura.
La pega más grande de Bloodborne y, ya hay parche en camino para solucionarlo, son los tiempo de carga la hostia de largos. Cada vez que palmamos, por ejemplo, hay que tragarse un loading de campeonato y, teniendo en cuanta que morimos a todas horas, se hace agónico.
No estamos ante un juego para todas/os. La exigencia es alta.
En Demon´s Soul veníamos avisados cuando Atlus (estudio conocido por la dificultad de sus títulos) fue su distribuidora en occidente.
Si buscas un reto de verdad como jugadora/jugador, con las criaturas más letales de la industria donde un momento de duda lleva a la muerte, Bloodborne no te defraudará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario