El estudio indie francés Sloclap regresa con título que reinventa el género beat 'em up con un toque roguelike.
Sifu es la gran sorpresa del año. Un título independiente lanzado en un mes donde Horizon Forbidden West y Elden Ring encabezarán las listas de los más vendidos.
Esta propuesta de artes marciales no cuenta ni con cientos de horas de duración, inmersivo mundo abierto y mucho menos con un apartado técnico que obligue a sacar a relucir el potencial de las consolas de nueva generación. Sin embargo, su mecánicas jugables y homenaje a las películas de artes marciales y acción (guiño a la escena del pasillo de Old Boy) se bastan para justificar su presencia entre los imprescindibles de 2022.
No merece la pena hablar mucho sobre la historia de Sifu, pues plasma de forma literal las tramas clásicas del género. Su excelente prólogo nos mete de lleno en una trama de venganza que, años más tarde, se solventará a base de golpes mortales contra todo el que se ponga por delante.
Como curiosidad, el juego nos permite elegir entre prota mujer u hombre. Una vez hecha la elección, nos sumergimos en el exigente mundo de Sifu.
La trama se desarrolla en un solo día en el que debemos recorrer 5 mapas bastante amplios en busca de nuestros objetivos a liquidar. Estos escenarios tienen su propia personalidad y juegos de cámara, además de una amplia variedad de enemigos que no lo ponen nada fácil.
El juego quiere convertirnos es una maestra de las artes marciales, y lo consigue a base de palizas. Los movimientos son simples y no existen combos complejos, pero la dificultad radica en conocer al rival y llevar a cabo nuestros movimientos de forma eficaz. Hay que saber protegerse, esquivar, usar los elementos del escenario y esperar el momento adecuado para atacar.
Este beat 'em up reúne los elementos de los soulslike, como barra de resistencia, enemigos intratables y mucha muerte. Aquí es donde entra el juego el talismán mágico, un objeto que nos permite esquivar a la muerte a cambio de envejecer. Por supuesto, existe un precio a pagar. O varios. El primero es que el contador de años aumenta bastante con cada nueva muerte. Podemos pasar de los 20 años a la cuarentena en un par de malos encuentros. La ventaja es que al envejecer hacemos más daño. La desventaja es que la barra de vida disminuye. La cosa se complica cuando te das cuenta de que no existe la posibilidad de curarse (salvo ejecutando un fatality).
También contamos con un árbol de habilidades para gastar puntos de experiencia, pero estas desaparecerán si morimos del todo y toca reiniciar. Si se muere una vez alcanzados los 70 años, se acaba la partida. Cada fase se reinicia con la edad más baja con la que se comenzó dicha fase por primera vez. Es decir, si morimos en la tercera fase, pero la comenzamos con 30 años, la podremos reiniciar con esta edad.
Lo único que si conservaremos son los atajos e información recabada en cada fase. Esto ayuda a desbloquear atajos que nos lleven hasta el jefe de forma más directa, por lo que siempre es conveniente explorar todo lo posible en las primeras visitas.
Sifu no es sencillo, y enfrentarse a él sin que te interesen las artes marciales o los juegos de dificultad elevada acabará frustrando más que otra cosa. Hay que echarle paciencia y horas, pues el objetivo bien podría definirse como clavar un plano secuencia de acción de principio a fin.
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