Cuando en una película ocurre más de una desgracia o accidente, se suele pensar que está gafada, pero cuando el tema de la película tiene que ver con demonios o espíritus, se pasa a la categoría de maldita.
Hay cintas a las que se le ha buscado fama de maldita para recaudar en taquilla y otras, donde el termino "casualidad" era demasiado frecuente como para no creer que algo raro ocurría, sea por elementos radioactivos como en El Conquistador de Mongolia o por "fallos técnicos" como en Poltergeist.
Empecemos con vampiros. Nosferatu (1922), tuvo una maldición particular que nada tuvo que ver con vampiros sino con mucho cabrón suelto.
Su maldición tuvo que ver con la Segunda Guerra Mundial y muchos de los trabajadores de la cinta huyeron del país para no volver nunca. El actor Gustav Von Wageheim, se exilió a Rusia donde se dedicó a entregar a compañeros de profesión a las autoridades. Los muertos y torturados no fueron pocos, como puedes imaginar.
Roman Polanski y La Semilla del Diablo (1968), tienen un lugar muy cruel en la historia negra del cine.
Su mujer y actriz, Sharon Tate y sus amigos fueron asesinados por la familia de Charles Manson. La cosa no acaba ahí y durante el rodaje, el compositor murió y el productor sufrió un envenenamiento y amenazas de muerte. Incluso el perro de Polanski fue atropellado por uno de sus amigos.
Según Polanski, se considera perseguido por brujas.
El Exorcista (1973), tiene el lugar de honor como peli maldita y no es para menos.
La actriz Ellen Burstyn sufrió de espalda el resto de su vida tras rodar la escena de la masturbación. El director quería captar un gesto real de dolor y repitió la escenas demasiadas veces, teniendo en cuenta que la actriz llevaba atado un cable alrededor de la cintura y había un encargado de tirar del cable con todas sus fuerzas.
El resto del equipo sufrió más calamidades fruto de demasiadas casualidades durante tan poco tiempo. A Max Von Sydow se le murió el hermano. El hijo de Jason Miller fue atropellado. Jack MacGowran murió poco después de rodar su propia muerte. Falleció el abuelo de Linda Blair. A Linda Blair, la gente le llegó a coger auténtico pánico y la evitaban por la calle al creer que era el diablo. Un carpintero se amputó un dedo. Un electricista perdió otro. Más de 10 personas cogieron disentería rodando en Irak. La esposa de un ayudante de cámara dio a luz y el niño murió a los pocos días. Falleció el encargado de refrigerar el set. El encargado de vigilar el edificio fue asesinado a tiros. Se incendió el set. Ante tanta calamidad, el director llamó a un sacerdote para que realizará un exorcismo en el set.
Lo más sorprendente, después de tanta "casualidad", es que, lo que más conmocionaba al público era la frase "basada en hechos reales" que aparecía en la cinta.
La película recaudó 165 millones de dólares en Estados Unidos y algunas salas contrataron a doctores para lidiar con los desmayos y vómitos de los espectadores.
Poltergeist (1982), tampoco se quedó atrás en gafe. Si con una peli sufres accidentes, con tres ni te cuento.
La protagonista, Heather O´Rourke, murió en el 87 preparando la tercera entrega cuando le diagnosticaron mal una enfermedad. La actriz Dominique Dunne, la hermana mayor en la cinta, fue asesinada por su exnovio. Julian Beck murió e cáncer antes del estreno de la segunda entrega. Will Sampson, el chamán, murió en el 89. Jobeth Williams estuvo al borde de morir en la escena con los esqueletos en la piscina. Los esqueletos, que eran reales, se le enganchaban y la hundían. Oliver Robbins, el niño pequeño de la familia, también estuvo al borde de la muerte sin que nadie se percatase. La escena en la que el payaso de juguete lo estrangula, fue mal. El muñeco sufrió un fallo y estaba estrangulando al niño de verdad. El director pensó que el joven estaba actuando de una forma muy realista y continuó rodando, hasta que apareció en escena su salvador: el productor de la cinta, que no era otro que Steven Spielberg, quien se dio cuenta de que algo no iba bien y liberó al niño del muñeco.
Terminaré contando la maldición que sufrió la cinta de El Conquistador de Mongolia (1956), protagonizada por John Wayne y Susan Hayward.
Contaba la historia de Genghis Khan, fue rodada en el desierto de Nevada y ostenta el récord de muertes en un rodaje. Aquí no hay demonios ni espíritus a los que culpar, sólo podemos culpar al hombre.
El desierto de Nevada fue usado por el ejército estadounidense como zona de pruebas nucleares y la radiación de la zona era altísima (en aquella época la radiación no era tan mala como ahora o eso creían). De las 220 personas, 91 murieron en los 25 años posteriores de algún tipo de cáncer, incluidos sus protagonistas y director.
Para que luego digan que todo está controlado en el cine.
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