Si alguien te dice: "no es para tanto. He jugado a mejores juegos", aléjate rápidamente de él o ella porque la estupidez es contagiosa.
El juego de rol del año ya está aquí.
Tras un prólogo, donde aprendemos los controles básicos, la historia nos sitúa un año después del final de la segunda entrega. El Imperio Nilfgaardiano invade los reinos del norte y todo el territorio se encuentra en guerra. Entre todo este caos, Geralt continúa la búsqueda de Yennefer y Ciri, tarea complicada de por sí y, más aún, con la Cacería Salvaje de por medio.
Aunque el objetivo sea encontrar a Ciri y enfrentarse a los miembros de la Cacería, Geralt (nosotros) tendremos que vernos envueltos en la guerra y las numerosísimas subtramas que enriquecen The Witcher 3, muchas de ellas, dignas de ser misiones principales en cualquier otro juego de rol. Sin olvidarnos del oficio de brujo y cazar a los monstruos más peligrosos de la región.
El mapa del juego es para verlo. Es una evolución mucho más allá de lo visto en Skyrim e Inquisition, un mundo abierto en todo su esplendor con tres enormes zonas: Novigrado (su viva y rica ciudad nos llevará horas recorrerla), Velen y las Islas Skellige.
Hay ciclo de día y noche, cambio de clima, bosques, montañas, cuevas y terrenos helados para explorar. Para recorrerlos contamos con Sardinilla, el caballo de Geralt (al que podemos mejorar), pero también, podemos ir a pie, en barco, nadando (si estás crazy) o usando los postes de viajes rápidos o portales mágicos, una vez visitadas las zonas.
Las misiones y submisiones son variadísimas y, prácticamente, Geralt se mete en todo tipo de situaciones, algunas con humor y otras con temas más duros como violaciones, abortos, asesinatos, rituales chungos y demás situaciones escabrosas. Los libros de Geralt de Rivia son fantasía para adultos y los juegos nunca han renegado de esta faceta y Wild Hunt es crudo y violento como la guerra misma.
Elegir cómo resolver la situación depende de nosotros: apoyar a tal o cual, negociar, persuadir o repartir acero entre los más cabrones está en nuestra mano.
Como es habitual en la saga, la moralidad es algo objetivo y no se premia o penaliza la acción buena o mala. Eso sí, nuestras acciones tendrán consecuencias en el mundo, lo que nos puede llevar a hacer amigos o enemigos en el futuro
El brujo sigue llevando sus dos espadas: la de acero (para humanos y animales) y la de plata (para monstruos y criaturas). Las pociones para doparnos no podían faltar, al igual que las señales (magia) que podemos mejorar e incluso usar fuera de los combates para iluminar una habitación o para persuadir a alguien en una conversación. También contamos con granadas y con la novedad de la ballesta para atacar de lejos. Incluso tenemos un modo detective para seguir rastros, identificando pisadas y olores.
El ritmo de los combates es adictivo. Repartir mandobles entre grupos de enemigos, rodar para esquivarlos y lanzar una señal para hacerlos volar por los aires o prenderles fuego son una de las varias cosas que podemos hacer. Cada tipo de enemigo requerirá su estrategia, lo que nos lleva a estar siempre alerta y preparado para la acción. A medida que avancemos elegiremos qué habilidades de Geralt subir y qué señales ir potenciando. Cada una/o lo especializa a su gusto.
También hay más variedad a la hora de elegir la apariencia de Geralt. Tanto su ropa como su barba y pelo pueden ser cambiados. Nuestro caballo no se queda atrás y podemos elegir sus accesorios.
Como todo juego de rol, no todo es combate (y hay muchos). Las conversaciones y los cientos de NPCs secundarios con sus problemas y tramas abundan por la región. CD Projekt Red ha prestado mucha atención a las misiones secundarias y les ha dado su trasfondo. Las conversaciones nos ayudarán a meternos en el papel y comprobaremos que Geralt no es el único con problemas en el mundo. No son obligatorias, pero merecen mucho la pena y alargan la experiencia.
Los minijuegos tienen su hueco: carreras de caballos, las obligatorias peleas a puñetazos y el adictivo juego de cartas, son otras tareas con las que entretenerse y relajar la tensión entre misiones.
The Witcher 3: Wild Hunt es un juego adulto en todos sus sentidos: es violento, sangriento y no censura nada. Los diálogos son indispensables (si no te gusta leer vas mal) y sustentan la aventura.
Si has leído los libros, la experiencia mejora al ver a personajes conocidos y saber de qué va la cosa. Si no lo has hecho y es tu primer juego, tienes un amplio resumen para ponerte al día, pero no será lo mismo.
Ya hay dos DLCs disponibles y gratis, con nuevos aspectos para Geralt y Sardinilla, y se esperan un total de 16. Todos gratis. Dar cosas gratis es una buena política de empresa, a ver si otros aprenden (Ubisoft).
Más de 100 horas y multitud de situaciones con variedad de finales y consecuencias. Una aventura para tomarse con calma, contemplando el paisaje y dando una muerte violenta al imbécil de turno (no hay escasez en este mundo).
No son sólo gráficos. El motivo para dar el salto a la nueva generación sin sentirse defraudado por su duración o jugabilidad es The Witcher 3: Wild Hunt.
Disponible para PC, PS4 y Xbox One el 19 de mayo.
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