Como ejemplo de lo que recauda una franquicia asentada, tenemos a la última entrega de Metal Gear: 175 millones de dólares el día de su lanzamiento.
A Konami le costó unos 80 millones y unos 3-4 años de desarrollo. Quejas y polémicas a un lado, han recuperado la inversión y conseguido sus primeros beneficios en un día.
Es lo que tiene una inversión a largo plazo, al principio pierdes dinero y luego lo ganas.
Obviamente, Konami va a continuar la saga, pero lo de los plazos tan largos no gusta tanto.
Toda compañía quiere un GTA o un Metal Gear, pero más ilusión hace tener tu Assassins Creed: una superproducción por año que haga millones en pocos días.
El potencial para hacer dinero de los videojuegos ya lo tenían claro en Japón desde hace unos cuantos años. Estados Unidos y Canada siguieron su ejemplo fomentando e invirtiendo en la industria, y, en los últimos años, los países del norte de Europa han empezado a incentivar la aparición de estudios de desarrollo.
Comparando grandes superproducciones el día de su estreno, se puede ver la incidencia de un sector y otro en el público.
La Era de Ultrón costó 250 millones y el día de su estreno recaudó 84 millones. Destiny (nueva título) hizo sus 100 millones el día de su estreno y GTA V (saga conocida) sus 800 millones.
Cualquiera sin necesidad de un MBA en Economía y Finanzas por la Universidad de Elitelandia, puede ver el más que probable filón que hay en este sector. Aunque aún nos cuesta verlo en el cine, animación y cómics, pero bueno. A nosotros nos va más invertir en cosas útiles que no dan trabajo como aeropuertos vacíos, urbanizaciones fantasma o en realities con gente gritando.
La diversidad no es algo malo, aunque algunos lo crean. Estados Unidos no sólo vive de cine y Japón no sólo es tecnología y anime/manga. También tienen sus hoteles, cafeterías, inmobiliarias, asesorías, puertos, granjas, laboratorios, etc.
Tienen todos los negocios que tenemos nosotros, pero no se cierran a la aparición de otros nuevos y ponen menos trabas para abrirlos. Siguiendo con un ejemplo americano, los típicos niños que tienen su puesto de limonada en frente de su casa y la venden tan felices, en España serían detenidos, multados por sanidad y Hacienda mientras los antidisturbios les revientan el puesto. Y lo de montar una empresa en el garaje de tus padres con los colegas, ya ni hablemos.
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