25 sept 2016

A Bittersweet Life. La vida da muchas vueltas

Película de 2005 dirigida por Kim Jee-woon y protagonizada por Lee Byung-hun y una de esas cintas que hay que ver para introducirte en el cine negro surcoreano.

Director y actor han trabajado juntos en otras películas como en el western, El Bueno, el Feo y el Raro o la brutal, I Saw The Devil. Tanto esta última como A Bittersweet Life van a tener su remake americano, pero si tenemos de ejemplo al remake de Old Boy, las veremos más dulcificadas.



Sun-woo (Lee Byung-hun) es gerente de un hotel de lujo, elegante, calmado y educado y, a parte de las funciones propias del puesto, también es un alto cargo de la mafia. A la, ya de por sí, ajetreada vida de mafioso, se le suma el encargo de su paranoico jefe de vigilar a su joven novia, Hee-soo (Min-a Shin) mientras él se encuentre fuera del país. Una simple tarea que hará que la vida Sun-woo cambie radicalmente.

Si leyendo la sinopsis, sois de los que pensáis: "Yo ya sé lo que pasa", "es un topicazo" y demás tonterías, vais mal. De hecho, la premisa de la peli de vigilar a Hee-soo es una excusa y, hasta algo secundario, de lo que vas a llegar a olvidarte.
La trama se va enrevesando por momentos y a Sun-woo se le van abriendo frentes, sin tener mucha idea de lo qué se está cociendo.

Antes de que veamos el título en pantalla, la introducción del protagonista, deja claro que no se anda con tonterías y que vamos a ver violencia de la sangrienta. Pero eso, era obvio: cine negro + Corea del Sur + mafia = sangre. 
Hay navajazos, guantazos, tiros, torturas y sus dosis de sangre, sin olvidarse de su humor gañán.
Mientras que en occidente estamos acostumbrado a que el mafioso sea un personaje sin fallas y siempre con la replica o frase adecuada, en el cine asiático los hacen más imperfectos, es decir, más realistas.

Si sólo has visto a Lee Byung-hun en Los 7 Magníficos o como ninja asesino a las órdenes de Cobra, verás que Hollywood no le está suponiendo un reto interpretativo. Sus personajes tienen en común que no suelen ser mancos a la hora de soltar una galleta, pero poco más.

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