Desde su anuncio en 2007, como juego para PS3, mucho ha llovido: cancelaciones al acecho, salida de Sony, formación de su propio estudio y retrasos. Parecía improbable que el juego llegase a comercializarse, pero ha habido suerte y podemos disfrutar de una de las perlas de PS4.
Un chico despierta en una mazmorra tras ser secuestrado con unos extraños tatuajes recorriendo su cuerpo. Una extraña y colosal criatura se encuentra encadenada y herida en el mismo lugar. Ambos tendrán que colaborar para escapar de todos los peligros que les aguardan.
Como ocurría en sus predecesores, la aventura viene narrada en un idioma extraño donde pocas palabras bastan y son las imágenes, al igual que las interacciones entre el chico y Trico, lo que emociona. No se necesitan largas conversaciones y largas escenas de vídeo para conmover. El silencio y la soledad que rodea a ambos protagonistas mientras exploran los escenarios, aportan mucho a la belleza de los diseños.
La relación entre ambos protagonistas va mejorando con el paso de la aventura. Al comienzo, Trico es hostil y no se fía del joven, pero ésta va cambiando dando lugar a grandes momentos.
No estamos ante una aventura de acción y tiros con subidas de nivel, lo que no quita que haya que huir y correr por escenarios mientras colapsan a nuestro paso. El joven no es un guerrero y será Trico quien lo defienda de las amenazas. Esta vez es el NPC quien nos defiende y abre camino en los puzzles. Habremos de impartir órdenes a Trico para decirle qué hacer o dónde colocarse para solventar los desafíos. Otra caso es que Trico nos haga caso a la primera, ya sea por error de programación (dudoso) o porque a Ueda y compañía les parezca más realista (más probable) que Trico no obedezca a la primera.
A pesar de ser caprichoso a la hora de obedecer, Trico es de los compañeros IA más vivo que hay en los videojuegos. Yorda y Agro eran indispensables compañeros en sus respectivas aventuras, sin embargo, Trico le disputa el protagonismo al joven y su relación es el centro de toda la historia, en lugar de ser un elemento secundario.
Aunque Ueda no ha optado por hilar fino en la conexión entre los tres títulos, y prefiere dejarlo en manos del público (por algo hace "videojuegos de autor". Triple A, pero de autor), sí que existen elementos para teorizar sobre su cronología y mitología (sombras, Dormin, cuernos, etc).
Los puntos negativos de The Last Guardian vienen de elementos ajenos a la experiencia jugable. Esos casi 10 años de desarrollo para un juego lineal de unas 13 horas, es un peso muy jodio.
Aún así, es un juego único en la actual generación y si disfrutaste ICO y Shadow of the Colossus, The Last Guardian te va a llegar muy hondo. Va a ser épico, como poco.
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