No hay nada en la historia o en sus diálogos entre los cuñados japoneses que no hayamos escuchado a los cuñados patrios.
La historia mezcla el drama generacional con elementos propios de una sociedad distópica, sino fuera porque los vivimos a diario. El elemento más ficticio, distópico u utópico, según se mire, los protagonizan la banda de las chicas de instituto y terror de los machirulos.
Al final, el mensaje de la cinta es dejar muy claro la nula igualdad entre hombre y mujeres, y por qué el feminismo es fundamental para el progreso.
Si después de ver una peli como esta sigues diciendo lo de: "ni machismo ni feminismo", lo tuyo no tiene cura.
Aunque, pensándolo bien, no creo que alguien así vaya a ponerse a ver cine japonés y, mucho menos, ver esta película. Como diría el intelectual de turno: "Después de Kurosawa todo es mierda".
¡Cuidado cuñados y pollaviejas! Las más peligrosas visten de rosa.
¡BANG!
Azumi Haruko (Yu Aoi) es una oficinista de 27 años, soltera y vive en una pequeña casa junto a sus padres y senil abuela. Trabaja junto a otra compañera de 37 años y dos jefes que no dan palo al agua y que sin embargo cobran diez veces más que ellas.
Aina (Mitsuki Takahata) es una joven de 20 años, siempre buscando alguna forma de diversión, lo que la llevará a unirse a un equipo, formado por dos chicos, para graffitear la ciudad con la cara de una chica recientemente desaparecida: Azumi Haruko.
Al mismo tiempo, una banda de violentas chicas de instituto atacan a hombres de forma aleatoria al caer la noche, por lo que las autoridades recomiendan que no paseen solos por calles oscuras después de ponerse el sol.
Las mujeres viven una miserable existencia en la que no pueden valerse por sí mismas por mucho que trabajen. Los hombres tienen sueldos más altos por realizar el mismo trabajo (o por tocarse los huevos) y sí pueden mantenerse a sí mismos y a sus familias.
No sólo hay discriminación en salarios, además las mujeres tienen que aguantar el acoso sexual. Azumi es preguntada por sus jefes, día sí y otro también, si ya ha conseguido novio. A su compañera de 37 ya la dan por vieja y le dedican comentarios de cuñado intelectual como: "sus óvulos ya están podridos" o "es un fracaso desde el punto de vista biológico. Y, además, es fea".
Sus jefes sólo quieren echarla para contratar a una joven de 18 guapa y de tetas grandes, porque salen más baratas que un chico y son más agradables de mirar y tocar.
Aina trabaja como hostess en un bar e intenta ser estilista de uñas, pero como una de sus compañeras le dice: "no vas a ser joven para siempre". Aina tiene que buscarse un novio rápidamente para poder casarse, después puede divorciarse y vivir de la pensión, que siempre será más alta que cualquier sueldo echando 40 horas a la semana.
En resumen, si la mujer desea aspirar a vivir bien, debe casarse sí o sí.
Las relaciones de pareja no escapan a la crítica de la película y forman una parte importante de su trama. Para los hombres, las mujeres se valoran en función de su categoría (inventada por ellos mismos, claro está): colegiala (piel tersa y fruto prohibido), veinteañeras (posible futura mujer o facilona), treintañeras (rozan su fecha de caducidad), casadas (también follables), divorciadas (vividoras y guarras) y viejas (ni se las mira).
El criterio para saber si una mujer pertenece a una categoría u otra, va en función de su disponibilidad para follar. No hay más.
Todas, sin importar etiqueta determinada por edad o estado civil, pueden acabar en el universal grupo de las putas.
La única salida para todas las mujeres de la cinta es encontrar a un hombre para poder escapar de su miserable existencia. Quieran o no, la sociedad les indica que esa es su única tabla de salvamento.
Siendo hombres todo acaba saliendo mejor. Unos delincuentes balas perdidas pueden pasar a ser artistas de renombre. Aunque suene a un caso real, en la peli, también ocurre.
Los hombres pueden ejercer todo tipo de presión y acoso sobre las mujeres, siendo aceptado como algo normal y tradicional, con sus correspondientes justificaciones de cuñado, tal y como vemos en la peli. Pero, ¿qué pasa cuando una generación de adolescentes toma conciencia de la mierda que les espera y dicen: "yo por ahí no paso"?
Pues que las tachan de lo peor de lo peor que le puede ocurrir a una sociedad avanzada como la nuestra. El terrorismo es una nimiedad en comparación con una banda de adolescentes dando caza a capullos.
Es el elemento revolucionario de la mujer en la historia y viene impulsado por la generación más joven, conscientes (con ayudad de una película de animación) de que el único lenguaje que entiende el hombre es el de la violencia física. Y estás chicas lo dominan como nadie. Son la respuesta (salida de la rabia) al patriarcado.
Todas las mujeres de la historia saben que no van a cambiar el mundo ni su rol en la sociedad, ni siquiera intentan convencer a otras mujeres de que se unan a ellas. Eso son imposibles. Les vale con cambiar sus propias vidas y salvarse ellas solas.
La historia no engaña a nadie, ni intenta mandar un mensaje ideal del mañana será mejor para la mujer. Se sugiere que la mujer podrá brillar sola algún día, pero para cuando llegue ese momento, ya se habrán quemado todas en la hoguera.
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