8 nov 2017

The Deuce. Desmintiendo mitos del sexo

La nueva serie de David Simon para HBO ya venía con fuerza cuando se dijo que trataría sobre los inicios de la industria del porno en Estados Unidos. Era un reclamo muy fuerte para dejarlo pasar, pero cuando ves el primer episodio, el porno no aparece por ningún lado. Y ahí es donde te das cuenta de que la serie trata sobre las personas y la sociedad que da origen a la pornografía. 

Maggie Gyllenhaal y James Franco (por partida doble) lideran el extenso reparto que nos traslada al Nueva York de los años 70 donde el sexo, las drogas y la corrupción endémica son el principal motor económico. No hemos cambiado tanto como creemos.


The Deuce abre con varias tramas, cada una con sus propios protagonistas y giros, pero que interactúan en la misma zona y tienen el negocio del sexo (de forma más directa o indirecta) como nexo de unión. 

Todo lo que se dice y hace en la serie, nos vale para hoy día y para todas las ciudades del mundo. Los proxenetas dejan muy claro cómo funciona la relación hombre-mujer: coges a una chica recién llegada y la moldeas a tu voluntad con un sistema de castigo y recompensa. Ellos cogen el dinero y ellas son las que sufren los golpes y son detenidas cuando la poli hace redadas. A pesar de todo, son los primeros en quejarse de lo mucho que trabajan y lo poco que cobran. Son los emprendedores-cuñados de la época.
La dinámica chulo-prostituta de la serie es un reflejo de la típica relación viciada que se da hoy día. "Es malo conmigo porque me quiere", es lo que se dice hoy día.

Las prostitutas no se meten a puta porque les guste follar (mito que sigue pululando hoy día). No les queda otra, al venir de situaciones familiares y sociales complicadas. Y es precisamente el personaje de Maggie Gyllenhaal la que se encarga de echar por tierra todos los mitos sobre el sexo, las mujeres y la prostitución. Sus comparaciones de la prostitución con la venta de coches, la idea que tienen los hombres sobre el sexo anal o su explicación de por qué existe la zoofilia, son los momentos que dejan claro que esta serie no va a perpetuar el estereotipo de una pornografía y prostitución idealizada e irreal. 
La trama de su personaje es la que enlaza con la industria del porno y sus comienzos, dando lugar a situaciones tan surrealistas como que está prohibido grabar escenas de penetraciones en una ciudad donde el que no tiene una pistola, tiene una navaja. 
Legal: ir armado.
Ilegal: grabar sexo.

Los puteros los hay de toda clase, incluido el típico padre de familia de buen barrio y profesor de instituto ejemplar, que libera tensiones yendo a buscar a una prostituta a la que torturar y matar. Ya se sabe que matar a una puta no cuenta como algo malo, incluso se hacen chistes cuando ocurren. 

En un ambiente así no podía faltar la mafia italiana. Los hermanos gemelos interpretados por James Franco acaban metidos, casi sin querer, en los negocios de la mafia. Uno solo quiere tener un bar, y el otro vivir la vida y meterse en problemas. Ambos acabarán en otra vertiente de la industria del sexo como son los puticlubs.

La corrupción política y policial no se deja de lado, y todos se pasean por todos los negocios del barrio a recoger su parte. Los propios policías provocarán peleas y destrozarán el lugar si el dinero no llega a sus manos de la forma acordada. 
El policía que rompe con el comportamiento de sus colegas lo interpreta Lawrence Gilliard Jr, un agente que sí le preocupa la situación de las prostitutas y la corrupción en el cuerpo, y que ve, impotente, cómo el mal campa a sus anchas.

The Deuce es una de las series de 2017, guste más o menos su premisa sobre el porno, este no es su tema principal, y sí lo son la violencia sistemática contra las mujeres o el estigma de la homosexualidad (con sus psiquiátricos y terapias de electroshock). 
Sus protagonistas son chulos, prostitutas, mafiosos y pornógrafos, pero sus diálogos no están alejados de los que tienes en tu día a día sobre el sexo.

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