El título original convirtió a Final Fantasy en la saga RPG de referencia, y marcaba la distancia con competidor más directo, Dragon Quest.
La aventura protagonizada por Cloud cambiaba los mundos de fantasía con toques steampunk por una realidad más moderna. El cambio climático y la explotación de los recursos naturales marcaban su argumento; aspecto que continúa siendo clave en la nueva adaptación.
Los guiones descartados para FFVII pasaron a convertirse en nuevas IP que marcaron la generación de la primera PlayStation, como son Parasite Eve y Xenogears.
Ha pasado el tiempo y la propuesta del título original continúa siendo relevante hoy día. Puede que incluso más.
Regresamos a Midgard para embarcarnos en una misión que ponga fin a la destrucción del planeta.
La historia tiene lugar en Midgard, una ciudad megaindustrializada en manos de la corporación eléctrica Shinra. Esta empresa ejerce las labores de gobierno y protección de la región sin que nadie pueda discutir sus decisiones.
Cloud Strife es un ex Soldado de 1ª clase de Shinra que ejerce como mercenario. El joven rubio pone su inconfundible espada al servicio de Avalancha, un grupo ecoterrorista que busca hacer saltar por los aires los planes del titán empresarial.
Su camino lo llevará a encontrarse con Aeris, una florista que Shinra intenta secuestrar por motivos desconocidos.
El argumento de Final Fantasy VII Remake hace mayor hincapié en su mensaje medioambiental (buena falta nos hace) y en la división entre ricos y pobres creada por el capitalismo más salvaje.
En Midgard no hay separación de poderes. Shinra acumula los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y cualquier otro que le venga en gana inventarse. Son gobierno, empresa, ejército, juez y verdugo. Distopía para unas; utopía para otros. Igual que pasa con El Cuento de la Criada.
La trama del juego sigue los acontecimientos del título original hasta que el grupo debe abandonar Midgard. Esto no quiere decir que todo lo que acontece sea igual a lo ya visto en este. Estamos ante un remake que altera y expande el mundo de FFVII.
Los combates son uno de los puntos revolucionarios de este proyecto. No se trata de un action-RPG al uso, sino de un híbrido entre este y el combate por turnos. Puede parecer que se trata de un machacabotones, pero nada más lejos de la realidad.
El sistema de combate es exigente y requiere que prestemos atención a los enemigos y elaboremos estrategias en función de sus características si no queremos acabar aniquilados en un minuto.
Centrarnos en un solo personaje del grupo durante los enfrentamientos más duros, como los jefes, será la forma más rápida de ser derrotados. Cada personaje tiene un rol, el cual podemos alterar en función del arma equipada y su desarrollo, pues será esta la que determine nuestras estadísticas.
Lo anterior quiere decir que la decisión sobre el desarrollo de cada personaje no queda determinada para toda la partida, sino que permite variar su estilo en función de cómo desarrollemos el arma equipada.
Las materias no faltan a la cita y ganan especial relevancia. Por ejemplo, si queremos conseguir las magias más potentes (versiones + y ++), la única forma es ganar Puntos de Habilidad utilizando sus versiones básicas. Y lo mismo ocurre con las habilidades de combate y las ventajas pasivas.
Además de combatir, los escenarios que exploramos encierran varias mecánicas distintas para resolver sus puzles y/o enfrentamientos. Esta inclusión consigue romper la sensación de monotonía durante la aventura.
Y si te gustan los minijuegos, FFVIIR tiene unos cuantos. Partidas de dardos, duelos de sentadillas, reto de baile (la secuencia del Honeybee Inn es mítica), coliseo y simulador de combate son las actividades extra que se pueden realizar en la ciudad.
Gráficamente, pocas pegas se le puede poner a este regreso. La iluminación de los escenarios y el diseño de texturas del Unreal Engine 4 resaltan hasta el más mínimo detalle. Eso sí, algunos NPC no están tan bien detallados.
En cuanto a los personajes que pueblan la ciudad, es una agradable sorpresa comprobar la existencia de personajes abiertamente trans y homosexuales. Los Don Corneos de turno se quejarán de esto en Twitter.
La banda sonora vuelve a estar a cargo de Fumito Ueda, quien ha rehecho los temas del juego original para la ocasión. Además, su tema principal, Hollow, interpretado por Yosh (Survive Said the Prophet) encaja a la perfección con la propuesta.
Final Fantasy VII Remake decepcionará a quienes esperaban hacer lo hecho mil veces pero con mejores gráficos. El resto disfrutarán de una obra maestra del JRPG que nos deja con ganas de continuar explorando su mundo.
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