Melancholic es una película japonesa de 2018 dirigida y escrita por Seiji Tanaka que explora el mundo laboral y el camino hacia la felicidad desde un punto de vista concreto: la violencia.
El motor central de la cinta es la violencia. Más concretamente, el asesinato. Aún así, no se trata de una historia ultrviolenta o desagradable. No se da importancia dramática a los hechos, consiguiendo que los acontecimientos se sucedan con fría naturalidad.
A pesar de lo anterior, la acción y sangre no acapara la atención, pues es el desarrollo familiar/laboral de su protagonista y personajes secundarios lo que atrae de su propuesta.
Kazuhiko (Yôji Minagawa), un graduado de la universidad más prestigiosa del país, sobrevive a base de trabajos como limpiador a tiempo parcial. La felicidad laboral y personal le es esquiva hasta que por consejo de una amiga echa el currículum para trabajar en unos baños públicos.
Su vida dará un cambio cualitativo cuando descubra que los baños se emplean para asesinar a gente por encargo cuando cae la noche.
Por raro que parezca, la historia se las acaba ingeniando para hacer su crítica del mundo laboral. Este joven que vive con sus padres porque no puede permitirse un alquiler, acaba descubriendo a unos emprendedores con un negocio prometedor: asesinar por encargo.
El dueño de la casa de baños ofrece sus instalaciones y asesino en nómina para matar a quién el cliente o yakuza desee. Ellos se encargan del secuestro, asesinato, eliminación del cuerpo y limpieza a cambio de un módico precio.
Por su parte, Kazuhiko acabará pasándose las noches limpiando sangre y ganando una pasta extra. Con este dinero, el joven ya podrá permitirse salir con su pareja a cenar a un restaurante de los caros y dejar de avergonzarse por su situación.
El trabajo de asesino sirve para llevar la conversación a otros terrenos. Cuando al asesino se le pregunta por qué hace lo que hace, se limita a responder que es su trabajo; cuando al dueño de la casa de baños se le pregunta lo mismo, contesta que el negocio es así. Ellos no hacen las reglas, solo suplen la demanda. Solo falta la frase: es el mercado, amigo.
¿Por qué un abogado se presta a defender a un violador? ¿Por qué un empleado de banca vendía preferentes a los mayores? Sus respuestas no serán muy distintas a las que ofrecen los personajes de Melancholic.
Los protagonistas de Melancholic solo quieren vivir tranquilos y ser felices, pero la realidad no se lo va a poner nada fácil.
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