Han Gong-ju (Chun Woo-hee) es una estudiante obligada a cambiarse de instituto para alejarse de su pasado. Debido a la ausencia y pasotismo de sus padres, pasa a vivir con la madre de su profesor y seguir adelante en su vida, conociendo a nuevas amigas como la alegre Eun-hee y su grupo de música. Pero su devastador pasado no tardará en volver a atormentarla.
Han Gong-ju (Princesa en España) es un drama social que se mueve por momentos en el género de terror más crudo y realista. La historia es reconocible para cualquier sociedad, cuyo desarrollo y consecuencias, no son ajenas.
Los hechos van pasando del presente al pasado y la información se va dando al espectador de forma pausada, pero, aunque te vayas imaginando lo ocurrido, el efecto devastador que produce la realidad de los hechos te chocará de forma inevitable desde la primera escena. Y el resto, igual de dosificado y conocido, será, incluso, más impactante y doloroso.
Si bien, no es una película coreana de mafias o asesinatos con dosis de violencia y sangre (no hay ni gota de sangre), la violencia sí es más fuerte, aunque no lo enfoque de forma directa ni se regodee en su dureza.
No merece la pena hablar demasiado de su realidad porque la emborronaría y sería un spoiler imperdonable. Todo queda muy claro en su historia y sus personajes. Lo mejor es verla sin saber demasiado.
Se trata de la primera película para su director y guionista, Su-jin Lee (al que habrá que seguir de cerca). Pocos debuts con cintas independientes han recaudado tanto en cines y ha entrado tan fuerte en el cine surcoreano o en cualquier otro país.
Cuando se califica de cine independiente se refiere a su bajo presupuesto y número de exposición en salas. No es una peli rara con escenas extrañas y diálogos enrevesados y filosóficos, en el que no se sabe muy bien que han querido decir sus personajes. Nada de eso. Si hay algo seguro, es que vas a entender la película de principio a fin y sabrás cómo son sus personajes aunque sólo salgan en una escena.
Su actriz protagonista, Chun Woo-hee, puede ella sola con toda la película. El paso de infinita vulnerabilidad a fortaleza y viceversa, a la vez que se va encontrando con todo tipo de personas durante la historia, te sumerge de forma irremediable en su mundo. Un mundo muy reconocible y poco ficticio, provocando malestar al ser testigo de estas situaciones.
Este director y guionista novato, consigue lo que muchas/os directoras/es de todo el mundo querrían para sus historias y, también, lo que muchos gobiernos intentan con sus campañas de denuncias y anuncios publicitarios: transmitir perfectamente cómo se siente una víctima y todo con lo que tiene que lidiar.
El final está a la altura y no se entiende otro posible para echar el cierre, a no ser que el objetivo hubiese sido el de destrozar la película tirando de utopía.
Han Gong-ju es la mejor película que he visto este 2015 (aunque sea de 2013) y, si bien, es dura en algunos de sus momentos a medida que se aproxima su tramo final, ayuda reflexionar sobre cómo nos comportamos a la hora de juzgar hechos similares a los de la película y nuestras opiniones sobre las víctimas y su estigma social.
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