Como guiño, el único americano del trío protagonista es Wes Studi (nativo), mientras que los otros dos personajes "americanos" son interpretados por británicos.
Ni héroes ni villanos.
Solo asesinos matando sin cuartel bajo el sol abrasador.
El Capitán Blocker (Christian Bale) es asignado a escoltar al jefe indio Halcón Amarillo (Wes Studi) y a su familia de vuelta a sus tierras. Un viaje no exento de violencia y odio.
Si algo deja claro desde su primer minuto, es que Hostiles es una película violenta. Una violencia cruda y brutal sin ningún tipo de lógica. Cosa normal en las guerras. No hay piedad para mujeres, niños y ancianos. Todo está justificado por la causa.
El racismo sustenta a la película. Los indios son meros animales, muy por debajo de los negros (ya es decir) y deben vivir cercados en reservas o fuertes. Para las tribus que siguen libres, masacrar al hombre blanco es su deber.
Tampoco es que unos y otros hagan ascos a la hora de asesinar y violar a los de su misma raza.
Dejar al descubierto el sinsentido de la "conquista" del oeste americano es una tarea que va a desarrollándose a cada minuto de la película y con cada uno de sus diálogos. Y es algo de lo que sus personajes van dándose cuenta, llevándolos a cuestionarse (a su manera) su visión del conflicto.
La cita del escritor D.H. Lawrence con la que comienza Hostiles, bien podría aplicarse a todas las almas, y no solo a la americana. Al fin y al cabo, todos somos hostiles.
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