Las apariencias engañan, podría ser la definición de la cinta. Tipos trajeados con pins de la bandera americana en la solapa (el equivalente estadounidense a nuestra pulsera con los colores de la bandera) y queridos por la gente de a pie, que no hacen más que ocultar el psicópata que llevan dentro.
Joe (Joaquin Phoenix), un veterano de guerra y antiguo agente del FBI con estrés post-traumático que vive junto a su anciana madre (Judith Roberts), se gana la vida rescatando a niñas de las redes del lucrativo negocio de la esclavitud sexual con menores.
Un Senador de Nueva York le encarga rescatar a su hija, Nina (Ekaterina Samsonov), encerrada en un burdel para pederastas ricos e influyentes.
La brutal irrupción de Joe en el lugar de esparcimiento de los ricos y poderosos tendrá unas consecuencias muy graves en su vida.
You Were Never Really Here ha sido calificada como el Taxi Driver del siglo XXI, pero, aunque tienen detalles comunes, tanto el personaje principal como su estilo visual, las coloca en extremos opuestos.
Joe es un hombre que siempre ha estado expuesto a la violencia. De pequeño la sufre a manos de su padre, y de mayor la vive en la guerra y con lo visto en su etapa en el FBI, encargado del tráfico de mujeres. La violencia hacia los niños y hacia las mujeres es algo de lo que no puede escapar, no importa dónde vaya. Tal y como ocurre en la realidad.
La diferencia entre la realidad y ficción viene marcada cuando Joe (que sabe que la cosa nunca va a cambiar y los hombres son así) coge un martillo y comienza a reventar cabezas de pederastas. Vive resignado, pero eso no quita que cuando se cruza con uno de estos, se asegure de que no volverá a las andadas.
La violencia es un punto muy importante en la historia, pero Lynne la sitúa fuera de plano y solo la refleja a través de las expresiones de Joaquin Phoenix. Lo vemos hacer y su resultado, pero no el proceso. De igual forma actúa con las violaciones a las niñas, no se ve nada de nada, pero un hombre desnudo en la habitación y una niña tumbada en la cama son suficientes para provocar arcadas.
You Were Never Really Here (En Realidad, Nunca Estuviste Aquí) golpea tan fuerte como los martillos de su protagonista, sobre todo, sabiendo que en el mundo real no hay ningún Joe para pararlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario