La historia se aleja del género de terror, pero ha conseguido algo que no llegó a hacer su anterior llargo: hacer que parte del público abandone las salas antes de tiempo.
The Nightingale es una película intensa y de alto contenido violento explícito. No apta para quienes no desean conocer la verdad tras la figura del conquistador.
Tasmania, 1825. Clare (Aisling Franciosi) es una convicta irlandesa que vive junto a su familia en una colonia penal británica hasta la llegada de Hawkins (Sam Claflin) y sus soldados. La joven emprenderáun viaje de venganza acommpañada por Billy (Baykali Ganambarr), un nativo a quien tampoco le faltan motivos para cazar a los ingleses.
A pesar de lo poco original que suena su propuesta, la potencia de The Nightingale reside en su descripción de la violencia. Los asesinatos, infanticidios y violaciones se suceden de forma explícita sin dar un respiro al público.
La trama se las ingenia para hablar tanto del "papel" de la mujer en la sociedad del momento como de la esclavitud. Para el hombre blanco ambos son motivo de diversión y humillación.
Aunque la película resulte difícil de ver por las múltiples violaciones que aparecen y la brutal escena de ejecución de un grupo de nativos, Kent ha querido plasmar la vida de las personas que sufrieron ese momento histórico.
Una historia de venganza cruel e intensa que no podría ser posible nada más que dentro del cine independiete, y cada cada cual debe enfrentarse a ella por sí misma.
The Nightingale violenta que no trata de la violencia ni la justifica, sino que habla de la necesidad de compasión en los tiempos más oscuros.
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