El troleo fue constante en la intervención del creador de la saga, pero no defraudó y sacó la artillería con el deslumbrante trailer-gameplay.
El subidón gráfico es patente con un cell-shading llevado a un nuevo nivel y, tanto la cámara como la jugabilidad, han sufrido otro cambio radical. Mapas más amplios y un sistema de combate más ágil y dinámico, con nuevas invocaciones. Si a esto unimos que sora no será el único personaje controlable, la cosa promete.
El lado malo es que continúa en desarrollo y, al igual que FFVII Remake, no hay mes ni año de salida determinado.
Esperemos que en el Tokyo Game Show se deje ver más y se concrete algo el año para volver a ser un maestro de la llave espada.
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