6 feb 2016

El jefe de Marvel podría ser un supervillano

Los villanos, en la ficción, suelen esconder sus malvadas y destructivas intenciones de la luz pública hasta que tienen su plan bastante avanzado. Van poniendo buena cara, haciendo cosas buenas, todo para no levantar sospechas en el héroe de turno. Incluso, tiene la cara de hacerse amigo de éste o ser su mentor.

En la realidad, los villanos no se esconden. Dicen cualquier burrada que se les ocurre a los cuatro vientos y son jaleados por las masas, se meten a políticos y roban a manos llenas, etc. En definitiva, en la ficción se lo curran demasiado.

Pero hay personas que sí parecen estar sacados de una de estas historias.

Isaac Perlmutter, CEO de Marvel y gran mandamás (con permiso de Kevin Feige) del universo cinematográfico, toma todo tipo de decisiones, desde los sueldos hasta el tipo de catering. 
Excéntrico y misterioso a partes iguales: su última foto es de 1985, nunca ha concedido una entrevista y acudió al estreno de Iron-Man disfrazado para pasar inadvertido.
Su fortuna se valora en unos 4.000 millones de dólares y dona dinero tanto para la lucha contra el cáncer como a la campaña de Donald Trump. ¿Quién dijo que hay que elegir?

Perlmutter es uno de esos raros ejemplo del sueño americano. Nació en Palestina y emigró a los 24 años a Estados Unidos sin un duro. Se ofrecía en los cementerios judíos para realizar oraciones por los difuntos a cambio de una limosna. Su trayectoria mejoró al entrar a trabajar en una jueguetera que en los noventa compraría Marvel y de ahí hasta la cima.

Pero su carácter de ahorrador extremo, poco respeto por las mujeres y campechano racismo, han causado bastantes problemas que han llevado a Marvel ha echarlo a un lado.
Entre sus peripecias están: implantar baños unisex en las oficinas para ahorrar agua, no querer una peli protagonizada por mujeres porque no dan dinero (uno de los motivos por los que Joss Whedon dijo nunca más), bajar de categoría a las ejecutivas de la compañía o decir, cuando cambió a Terrence Howard (pidió un aumento) por Don Cheadle en Iron-Man 2, que nadie notaría la diferencia, por su color de piel, se entiende.

Uno no se hace rico gastando dinero y eso Perlmutter lo tiene muy claro. Su habilidad, está claro, consiste en producir blockbusters a precios bajos con una recaudación mundial que llega hasta los 1.000 millones. 
Como ejemplo: Iron-Man (2008), la primera película oficial del universo cinematográfico, costó 140 millones de dólares y recaudó 585 millones
La Era de Ultrón (2015), con todo su reparto lleno de estrellas y efectos especiales, costó unos 250 millones y recaudó unos 1.400 millones. Haced números.

Lo de exprimir cada de centavo adquiere un nuevo significado tras ver como funciona este hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario