Por lo tanto, un ex-senador del Estado de California, de dilatada carrera al servicio de los ciudadanos y a favor del control de armas e ilegalizar la venta de videojuegos violentos a menores, no debería de levantar sospechas, ¿no?.
Limpio de cara al público e impulsor de campañas contra los videojuegos, culpables de los adolescentes violentos y matanzas en institutos (especialmente los de Rockstar), ha sido pillado con el carrito del helado.
Aceptar grandes cantidades en sobornos mientras ejercía sus labores como cargo público, no es su mayor delito.
El tráfico de armas, desde Filipinas a Estados Unidos, es el delito que más llama la atención, para alguien tan motivado por acabar con la violencia en su país.
Si a esto le sumamos una posible conexión con la mafia, ya tenemos el GTA montado.
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