4 ago 2016

Stranger Things. ¿Quién dijo nostalgia?

La nueva serie original de Netflix ha desatado todo un fenómeno con los 8 episodios de su primera temporada, llenos de referencias al cine de aventuras, ciencia ficción y terror de los años 80.


Es el año 83 en un pequeño pueblo de Estados Unidos donde nunca ocurre nada. Un grupo de amigos se han pasado el día jugando a Dragones y Mazmorras, cada uno se prepara para volver a casa montado en su inseparable bici, a excepción de uno que desaparece en extrañas circunstancias. En la búsqueda de su amigo, los chicos encontrarán a una misteriosa chica.

Los amigos del chico desaparecido son los protagonistas principales de la serie. Todos con su equipamiento de niño de las pelis de los 80: bici, walkie-talkie, mochila, tirachinas y gorra. Dispuestos a meterse en todo aunque no sepan de qué se trata. En ese punto están igualados con el espectador.

Estos pre-adolescentes no son los únicos protagonistas de la serie. Varios personajes tomarán diferentes caminos para llegar a la conclusión de que algo muy extraño está ocurriendo en el pueblo.

Aunque Stranger Things tenga a sus niños y sus buenos momentos de humor, no es una serie para todos los públicos. Tiene su buena ración de sangre y muertes.

La serie sabe mezclar a la perfección diferentes estilos. Pasa de momentos que recuerdan a E.T. y a Los Goonies a otros de Alien, Poltergeist o Carrie o El Resplandor.  

La tarea de mezclar tantos elementos clásicos y guiños al cine de los 80 en una misma historia, de primeras, parece imposible. Luego ves Stranger Things y te das cuenta de que habrá sido difícil, pero ha valido la pena.

Netflix aún no la ha renovado para una segunda temporada, sin embargo, sus creadores, los hermanos Duffer, si están dándole vueltas a la continuación de la trama que está dando para numerosas teorías y explicaciones en internet. Superarse va a estar complicado.

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