La esperada secuela de The
Last of Us protagonizó gran cantidad de artículos varios meses antes de su
lanzamiento. A veces por motivos ajenos al juego, como la filtración de
aspectos de su trama, mientras que en otras ocasiones se aludían a los propios
personajes, como el beso de Ellie y Dina.
Que los trogloditas de turno ya venían mosqueados desde el
tráiler del beso quedó claro cuando el día de lanzamiento aparecieron cientos
de críticas negativas.
Asesinar a diestro y siniestro = guay
Incluir relación
homosexual = obligar al jugador a pasar un mal rato y politizar los videojuegos.
Lo mejor es que si hubiesen jugado al título de Naughty Dog
y descubierto que había un transexual paseándose por ahí como si tal cosa, el 0
les habría parecido mucha nota.
Al margen de las tonterías de cada uno con respecto a la orientación
sexual de las protas, otro grupo de jugadores ha tenido un gran problema con el
argumento en sí mismo, llegando a formalizar una petición para que el estudio
estadounidense rehaga el juego.
Lo mismo que ha ocurrido en cine y televisión con la última
trilogía de Star Wars y Juego de
Tronos acaba de tener lugar en los videojuegos con The Last of Us Parte II.
¿La diferencia? Pues que la secuela
escrita por Neil Druckmann y Halley Gross pasará a la historia de los
videojuegos como una obra maestra.
A partir de aquí habrá SPOILERS sobre el argumento del
juego. No continúes leyendo si aún no has completado la campaña.
Lo primero que hay que decir es que, antes de jugar a Parte
II, se debe haber jugado a la primera entrega. Suena a topicazo, pero es
necesario para que lo experimentado en la secuela tenga un mayor impacto a los mandos.
Pondré de ejemplo a otra IP de la casa. Cualquiera puede
iniciarse en la saga Uncharted por la
entrega que desee. Puedes jugar y disfrutar de Uncharted 4 sin necesidad de haber completado ninguno de los
anteriores. Además, puedes jugar el resto en el orden que quieras sin que la
experiencia resulte extraña.
En este caso, Parte II no se entiende sin el primer título.
De ahí que incluya en el título lo de parte II, indicando que ambos juegos
cuentan una sola historia.
Por supuesto que el juego nos pone al día de los
acontecimientos. De hecho, es lo primero que hace a través de una conversación
entre Joel y Tommy. Sin embargo, por mucho que te pongas al día con su mundo,
careces de la experiencia de haber vivido su viaje y del vínculo emocional con
sus personajes.
Joel
Naughty Dog hizo un gran trabajo a la hora de crear un
protagonista que de la noche a la mañana pasó de desconocido a ocupar rankings
de los mejores personajes de videojuegos.
Más mérito tenía si teníamos en
cuenta que no se trataba de un solado experto en el manejo de todo tipo de
armas, un semidiós con problemas de control de ira o un cazador de demonios más
chulo que un ocho.
Joel Miller era viudo y padre de una adolescente que lo
perdía todo cuando la humanidad sucumbía al cordyceps. Luego, nos
reencontrábamos con él 20 años más tarde para controlar a un personaje muy
distinto al del prólogo.
Aparte de firmar uno de los mejores inicios de los
videojuegos, Naughty Dog buscó que el público empatizará con un personaje que
no era el típico malote de boquilla con corazón de oro. Durante todo el juego,
tanto Joel como otros personajes reiteran que no es un héroe. Más bien es lo
contrario.
Su encuentro con Tommy en Jackson deja claro que hicieron
cosas horribles en su época de saqueadores, tras la cual los hermanos se pelearon
y tomaron caminos opuestos. Tommy se unió a los Luciérnagas, y Joel se pasó al
contrabando.
A pesar de repetir una y otra vez que no es un héroe, muchos
no se dieron cuenta de ello hasta la misión final del juego. Joel salva a Ellie matando
a todo Luciérnaga que se le pone por delante, incluyendo al único médico capaz
de crear la cura y a Marlene, líder del grupo.
La escena final en la que Joel miente a Ellie, además de ser
uno de los mejores finales que existen dentro y fuera de los videojuegos, es
cuando queda 100% claro que The Last of Us no va sobre salvar al mundo de los
infectados; es la historia de redención de un hombre que lleva 20 años
asesinando y puteando al resto de supervivientes, y el cual vuelve a tener algo
por lo que vivir.
Puede que salvar a Ellie haya sido el único acto aceptable
que haya realizado en el último par de décadas.
Para muchos, esta decisión significó que Naughty Dog se
había cargado a su héroe. Pues había antepuesto su felicidad personal al bien
común. Y aquí entrábamos en la absurda regla no escrita de que el personaje
principal ha de ser buena persona y estar dotado de una superioridad moral.
Esta dinámica se ha extendido en el cine y series de
televisión —sobre todo en proyectos destinados al gran público— para
que el espectador no se sienta mal, pues dejarte con mal
cuerpo es sinónimo de ser malo y no recomendable.
Todo el mundo ha escuchado alguna vez eso de “no veas esto que te deja con mal cuerpo”. Como si una cosa tuviese que ver con la otra. Hay pelis superfelices que son un truño infumable.
También hay que comprender que el listón de final de mal
gusto está muy bajo. Hay gente que piensa que el final de Lalaland es tristísimo porque sus protas, a pesar de alcanzar sus
sueños, no acaban juntos. Yo no sé vosotras, pero esa vida de tristeza la firmo con los ojos cerrados.
Lo anterior también sirve para entender por qué la novela de
Soy Leyenda cuenta ya con tres adaptaciones
al cine y ninguna ha sido capaz de mostrar el final original.
Precisamente esto es lo que hace el estudio, tirar por la
senda de Richard Matheson y cuestionar las acciones de sus protagonistas con
distintos puntos de vista.
The Last of Us Parte
II retoma la historia de Joel y Ellie 5 años más tarde para mostrar que la
historia del primer título no era solo suya. No son los únicos seres humanos
del mundo que importan. Los demás también sufren sus acciones.
Neil Druckmann abre la secuela matando a su “personaje
principal”, quien es interpretado por Troy Baker, uno de los actores de
videojuegos más relevantes del momento. Es como si Coppola se hubiera cargado
al Michael Corleone de Al Paccino al principio del Padrino 2.
Druckmann podría haber explotado la saga TLOU hasta
destruirla por completo y ganar dinero a manos llenas, convirtiendo a Joel en
una versión seria de Nathan Drake. Pero prioriza el contar una historia llena de
significado, sobre mitificar a un personaje.
Al contrario que muchos otros títulos, The Last of Us no se centra en un solo personaje bien construido,
sino en un mundo repleto de personajes con esperanzas y pesares. De ahí que el
título mencione un Us en lugar de un Me.
Matar a tu protagonista no debe ser una decisión baladí,
pero de hacerlo, más vale que sirva para contar algo más grande. No solo para
hablar del deterioro de la relación de Joel y Ellie durante los últimos años,
sino para hacernos comprender por qué alguien se alejaría de su hogar para
asesinar a una persona en particular.
Ellie
Al igual que hace el juego, empecemos por Ellie y su
facción.
Jackson es un enclave aislado en el estado de Wyoming que ha crecido
mucho en los últimos 5 años. El lugar está regido por María, esposa de Tommy, y
basa su sociedad en el trueque y en la igualdad entre todos sus habitantes.
Cuenta con patrullas diarias que peinan los alrededores para
evitar que tanto infectados como saqueadores hagan de las suyas. En resumen, un
sitio tranquilo en el que no pasa nada relevante.
A medida que avanza la historia y la sucesión de flashbacks,
comprendemos que esta monotonía, y el descubrir que Joel mintió, conduce a
Ellie a cuestionarse su lugar en el mundo.
Su objetivo en la vida era salvar a la humanidad, y Joel le
arrebató esa oportunidad de forma egoísta. A pesar de tener amigos y comenzar
una relación con Dina, la joven sigue sintiendo que le falta algo.
Tarda en darse cuenta de que le falta Joel, pues lleva más
de un año sin hablarle, y solo tras el incidente homófobo de Seth en la fiesta,
decide visitar a Joel y decirle que le gustaría intentar perdonarle. Momento que cobra mayor relevancia al tener en cuenta que este principio de perdón tiene lugar el día antes del
asesinato de Joel.
Estas revelaciones se reservan hasta el tramo final. Un giro
argumental más que sirve para comprender que Ellie se odia y se culpa a sí misma de
la muerte de Joel más que a la propia Abby.
Los remordimientos por el tiempo perdido se acentúan a
posteriori al pensar en conversaciones del inicio del juego.
En la primera patrulla
de Dina y Ellie, esta menciona que irá a casa de Joel a ver una peli esa noche.
Conversación que nos parece normal, pues en ese momento no sabemos que los
personajes llevan años sin hablarse.
De igual forma, durante la visita a la casa de Joel tras su
entierro, comprobamos que este nunca ha tirado la toalla con Ellie, incluso
tiene en su mesita de noche un libro sobre Espacio para tontos, y así tener
algo de lo que hablar con ella cuando se perdonen.
En un principio es Tommy quien intenta convencer a Ellie
para que no vaya en busca de los Lobos, mientras es él quien asume la
responsabilidad de la venganza. Roles que se invertirán más adelante.
Ellie y Dina no tardan en ir a Seattle siguiendo los pasos
del hermano de Joel. La aventura se divide en solo 3 días, suficientes para
destruir tu vida y las de la gente que te importa.
Ellie se encuentra en su inicio de viaje vengativo contra el
grupo de Lobos que mató a Joel. Deja claro que su primer objetivo es encontrar
a un par de lobos a los que torturar y sacar información. Mismo comentario que
Abby hace a Owen cuando este le muestra Jackson.
Los Lobos se nos muestran como la principal facción enemiga.
Un grupo militar que dispara primero y pregunta después. Toda persona que pisa
su territorio es forastera o scar. Y ninguno es bienvenido.
Por medio de notas conocemos más historias de las personas
que se las han visto frente a los Lobos. Algunos se unieron, otros se convirtieron
en Serafitas y otros pocos les plantaron cara.
Sirva de ejemplo la historia de Boris Legasov (guiño a la
serie Chernobyl), el arquero de Hillcrest cuya hija es asesinada por los Lobos
y decide vengarse de ellos y de los vecinos que quieren entregarlo antes de
terminar infectado. Él es el acechador del que Ellie consigue el arco.
Tras enterarse del embarazo de Dina y la aparición de Jesse,
Ellie sigue sin dar marcha atrás en su venganza, dando un salto al abismo,
literalmente, en el asesinato de Nora. Esta escena se solventa con un QTE en el
que no dejamos de ver la cara de Ellie mientras golpea una y otra vez a su
víctima. Pero esto es solo el comienzo.
Tras vérselas con más Lobos, conocer a los Serafitas y medirse
frente a los nuevos infectados, Ellie llega al acuario en su tercer día en
Seattle, donde lo primero que hacemos es matar a un perro. Otro más. Nunca ha
sido fácil, pero llevamos unos cuantos en nuestra conciencia a estas alturas de
juego.
Aquí se encuentra con Mel y Owen en medio de una discusión que
en este momento ni nos va ni nos viene. Intenta hacer la jugada de Joel de
señalar en el mapa pero sin el resultado esperado. Asesina a Owen (personaje
que la salva en Jackson) de un disparo para después acabar con la vida de Mel
en un QTE agónico, pues a nada que estuviésemos atentas al paseo de Owen y Abby
en Wyoming, recordamos que la Lobo está embarazada.
Ellie también lo descubre tras matarla y es cuando su
venganza se derrumba. Acaba de asesinar a la Dina y el Jesse del grupo de Abby.
De vuelta al teatro, ya junto a Tommy, Jesse y Dina, deciden que es mejor
olvidarse de Abby, pues nadie sabe nada de ella. Todos han tenido suficiente.
El clímax se produce con la irrupción de la mala malísima de
Abby en el teatro, la cual mata a Jesse y encañona a Tommy. Es en este punto
cuando el juego decide detenerse y mostrarnos la historia de Abby.
Abby
El propio Neil Druckmann ha confesado que la historia
original de Abby era algo distinta. Iban a mostrarnos a la joven siendo una
niña en una caravana junto a sus padres. Este grupo iba a ser atacado por un
grupo de saqueadores y vería a su padre ser asesinado por Joel, y a su lado se
encontraría Tommy.
Como dejaba caer el primer juego, Joel tiene un pasado muy chungo.
Esta propuesta fue descartada, pues se buscaba una conexión
más directa con la decisión final de Joel y se decidió por presentar a Abby
como la hija del médico capaz de crear la cura que es asesinado en la sala de
operaciones.
Abby, al igual que su padre, Owen, Mel y el resto del grupo
de Jackson eran miembros de los Luciérnagas. Grupo que buscaba salvar a la
humanidad y reconstruir la sociedad. Pero como apunta Lev más adelante, hay
muchas formas de conseguir ese objetivo.
Aunque el ideal del grupo de Marlene parece correcto de
primeras, no hay que olvidar que la primera vez que conocemos a los Luciérnagas
con Joel y Tess es a través de un atentado bomba en un puesto de control.
Al pasar a controlar a Abby y ver su vida, no hay duda de
que no es tan villana como parecía. Si para Ellie, Abby es un monstruo por
asesinar a Joel a sangre fría, para Abby Joel es algo mucho peor, pues este ha
matado a su padre, destruido a los Luciérnagas y condenado a la humanidad.
Además de ver en flashbacks
que los Luciérnagas también tenían dudas sobre dejar morir a Ellie y de que no
eran tan mala gente, también vemos que los Lobos también tienen su día a día.
Los Lobos tienen su campamento principal en el estadio de
Seattle y puestos repartidos por toda la ciudad. En sus instalaciones tienen
gimnasios, guarderías, comedores, tiendas y son una comunidad afable estilo
Jackson con sus propios problemas.
Vemos que Manny tiene un padre con alzhéimer que cuidar, los
perretes nos son tan malos y la Lobo que juega al Hotline Miami y que Ellie
apuñala en el hospital es muy simpática.
La principal diferencia es que se trata de un estado
militar, donde los soldados ocupan la parte superior de la pirámide y su líder,
Isaac, está obsesionado con la guerra contra los Serafitas.
Eso sí, los Lobos también siguen la norma de que los
forasteros son todos enemigos. De entre todos, los scars (nombre despectivo que
dan a los Serafitas por las cicatrices que se hacen en la cara) son lo peor
que existe.
Con Abby descubrimos que su motivación principal en la vida
era matar a Joel. Para ello se ha preparado como una soldado letal que no se
detiene ante nada. Es capaz de matar a un infectado a puño limpio si hace falta.
Si con Ellie vemos el camino de la venganza desde el
principio, a Abby la descubrimos en la culminación del mismo, para luego
vivir sus tres días en Seattle en los que reflexiona sobre si ha conseguido
algo del asesinato de Joel.
En su venganza ha perdido a Owen, es odiada por su amiga Mel
y se ha alejado por completo de las enseñanzas de su padre.
La nueva motivación surge al enterarse de que Owen ha matado
a un Lobo por defender a un scar. Isaac lo nombra traidor y ordena a Abby que
se prepare para un asalto a la isla de los Serafitas.
Abby pasa a la acción: decide ir a encontrarse con Owen y
dar con una solución a la situación. En su aventura los Serafitas pasan a
ocupar el rol de facción enemiga, con la diferencia de que serán dos hermanos
de este grupo quienes le salvarán la vida en su viaje.
Yara y Lev, en concreto este último, son la Ellie de Abby.
Sin saberlo, Abby comienza a seguir un camino de redención similar al de Joel,
al convertirse en protectora de sus enemigos.
Con la introducción de los hermanos, pasamos a conocer mejor
a los sádicos Serafitas.
Estos se organizan en torno a la religión. Según leemos
en algunos documentos, su fundadora fue
una mujer que mantuvo con vida a su comunidad tras la infección. Estos pasaron
a nombrarla profeta, pues la hazaña parecía un milagro.
Si bien en principio su mensaje se basaba en el amor, ayuda
al prójimo y austeridad, su muerte —instigada por Isaac— la
convierte en mártir, dando lugar al fanatismo y a la libre interpretación de
las enseñanzas de su profeta.
La gracia está en que no han transcurrido ni
30 años desde que el mundo cambió y los Serafitas ya tienen tradiciones, como
que los Ancianos (líderes de la facción) pueden casarse con niñas de 13 años.
Además del OK a la pederastia, la facción
condena duramente el incumplimiento de sus preceptos. El personaje de Lev comete
el pecado más grave; no solo rechaza casarse con un Anciano, sino que además
niega ser una niña.
Lev, interpretado por el actor transgénero
Ian Alexander (The OA), ha nacido como Lily, pero es un niño que quiere
ocupar su rol de hombre entre los Serafitas, lo cual le lleva a raparse el
pelo y ser sentenciado como apóstata.
Su hermana Yara es la única que decide
protegerlo, y juntos huyen a un mundo totalmente desconocido para salvar la
vida. Los Serafitas los quieren muertos, los Lobos los torturarán si los
atrapan y los infectados harán lo suyo.
El encuentro con Abby cambiará el mundo de
los tres, afectando al concepto de familia que tenían hasta el momento.
El
juego usa la metáfora de los puentes que los Serafitas han construido sobre la
ciudad sin que los Lobos se hayan dado cuenta. Lev lo explica diciendo que los
Lobos nunca miran hacia arriba. Una nueva adaptación del acertado dicho de los árboles no te dejan ver el bosque.
El grado de empatía con Abby, y un gran
ejemplo de que todo es cuestión de puntos de vista, se produce durante el
combate contra el francotirador. Durante 15-20 minutos Abby y Manny se las ven
contra un francotirador que los acecha con todo tipo de estrategias.
Como jugadora nos mosquea, y juramos venganza
cuando asesina a Manny por la espalda. El giro nos llega cuando en el forcejeo
final descubrimos que el malvado francotirador no es otro que el amigable
Tommy. Un colega que siempre nos ha caído bien y que se ha convertido en menos
de media hora en nuestro peor enemigo.
Puede que incluso hayas estado tan metida en
la situación que ni siquiera te hubieses dado cuenta de que se trataba de Tommy
hasta leer estas líneas. Le ha pasado a mucha gente. Y es una de las
grandes virtudes de la narrativa interactiva.
Que Abby acaba convertida en el hombre al que
juro matar se materializa durante la guerra entre ambas facciones. Yara es
asesinada por los Lobos e Isaac aparece para hacer lo mismo con Lev. Abby se
interpone alegando que es solo un niño, alegato que ya empleo Joel frente a
Marlene.
Abby se rebela contra los suyos y cuestiona todo lo que daba por válido hasta
el momento. Ahora ambos carecen de tribu, pero no de familia.
Por supuesto, Abby cree que tras todo lo
sufrido tras estos tres días, solo queda volver junto a Owen, Mel y Alice y
partir rumbo a Santa Bárbara en busca de los Luciérnagas.
La joven no se imagina que Ellie ha iniciado
su venganza personal, pues en su cabeza no cabe la idea de que un tipejo como
Joel le importase a alguien.
Al llegar al acuario con Abby y Lev, ya
sabemos a ciencia cierta que Alice no era un perro más, ni la pareja era tan
mala como creíamos, y ya tenían bastantes problemas, de ahí que Mel estuviese
tan dispuesta a indicarle a Ellie el paradero de Abby.
La llegada de Abby y Lev al teatro nos hace
revivir la misma escena desde una nueva perspectiva, dando lugar a uno de los
combates contra jefe final más duros de la historia. No por su dificultad, sino porque ver a
Ellie hacer todos los movimientos que tan familiares nos son en manos de
la IA, resulta muy chocante.
El desenlace es brutal como pocos. Sin
embargo, esta vez contamos con Lev para que evitar que Abby se hunda aún más en
el abismo.
Heridos física y mentalmente, ambos personajes
siguen con sus viajes en un epílogo en el que nada está decidido.
Epílogo
Volvemos a ser Ellie tras pasarnos una decena
de horas viviendo como Abby.
La joven ahora vive en pareja en la granja con la
que soñaba Dina y está descubriendo lo que significa ser madre con JJ.
En una secuencia que parece marcar el cierre
de la historia, Ellie subida al tractor con JJ en brazos, mientras le
explica todas las historias que quiere contarle cuando sea mayor con la mirada
hacia el atardecer.
La cámara se aleja y esperamos que
salga los créditos. Pero eso no ocurre. En su lugar, la cámara vuelve a
colocarse a la espalda de Ellie y seguimos ayudando con las labores de la
granja.
Ahora toca comprender que Ellie se engaña y
que sigue dándole vueltas a que le arrebataron a Joel antes de que pudiese
hacer las paces.
La visita de Tommy, ahora inválido y deforme,
es la personificación de alguien que lo ha perdido todo. Ya no tiene a María y
se ha convertido en el loco del pueblo. Ha caído al abismo y solo le queda la
venganza.
El momento en el que coloca el mapa sobre la
mesa para mostrar el paradero de Abby se convierte en una de las escenas más
emocionantes y duras del juego.
La visita de Tommy es el empujoncito que le
hacía falta a Ellie para retomar su venganza. Al igual que vimos hacer a Owen
en los flashbacks de Abby, Dina es la que intenta que no se obsesione y
disfrute de su vida en familia.
Por su parte, Abby y Lev descubre que aún
quedan algunos Luciérnagas en Santa Bárbara y se disponen a acudir al punto de
encuentro cuando son atrapados por las Víboras.
Hay gente que sigue pensando que ante un
enemigo común, como el surgimiento de infectados o ataque alienígena, la
humanidad hará piña y luchará unida. A esa gente le pregunto: ¿veis las
noticias últimamente?
Si Jackson es una especie de comuna, los
Lobos son el estado militar y los Serafistas el religioso, las Víboras son los
que intentan hacer resurgir el capitalismo por medio del siempre lucrativo
mercado de esclavos.
Cuando Ellie llega a Santa Bárbara, Abby y
Lev llevan 2 meses en manos de este grupo de moteros con espíritu emprendedor.
Abby ha intentado escapar y ha acabado medio
crucificada en una playa junto a Lev y muchos otros. Aquí es donde la encuentra
Ellie, la desata y los acompaña hasta unos botes para escapar.
En este momento, vuelve reafirmarse de que su
viaje y lo que ha hecho no tiene sentido si no mata a Abby y culmina su
venganza. La ex Lobo no está por la labor, pero Ellie llega al punto de
amenazar la vida de Lev.
Ahora toca un otro combate final del que no
queremos formar parte. De nuevo, este enfrentamiento sirve para ejemplificar
cómo Ellie va perdiendo lo poco que la ataba a su yo del pasado y a sus seres
queridos.
Vemos a su inseparable navaja desaparecer
entre las olas y cómo Abby le amputa dos dedos de un mordisco.
En un último y frustrante QTE, en el que
Ellie está a punto de ahogar a Abby, esta logra parar en el último segundo al
recordar a Joel en el porche.
Al final, deja que Abby y Lev se marchen en
el bote, y Ellie regresa a la granja bajo un nuevo atardecer. Sin embargo, en
esta ocasión la casa está totalmente vacía, salvo por su habitación.
Si hemos prestado atención al diario durante
el juego, nos damos cuenta de que en este último capítulo Ellie es capaz de
dibujar la cara de Joel al completo. Antes siempre aparecía su cara con los
ojos tachados.
También en la escena final con la guitarra,
la cual hemos tocado en muchas otras ocasiones, descubrimos que los dedos que
ha perdido Ellie le impiden volver a tocar el instrumento y la canción Future Days. Su último vínculo con Joel
y su vida anterior desaparecen.
En una última escena la vemos abandonar la
granja en busca de su propio camino hacia la redención.
Mientras que el final de Ellie da lugar a
interpretaciones, el de Abby y Lev es sutil pero más concreto. Al terminar el
juego, la pantalla de título cambia a un bote en una playa con un edificio
circular al fondo. Este es el punto de reunión que los Luciérnagas le indicaron
por radio.
The
Last of Us Parte II es todo esto y mucho más. Un título complejo que busca
impactar y hacer reflexionar sobre diferentes aspectos de la vida.
La obsesión
que tenemos por odiar al diferente, la incapacidad de empatizar, el tiempo que
perdemos estando enfadados con seres queridos bajo esa falsa premisa de que
siempre van a estar ahí, y, claro está, lo malo que es ser un fascistilla.
Al final, tanta crítica negativa por ser un
juego inclusivo (salen muchas tías sin escote, lesbianas, trans y hasta
asiáticos que no saben artes marciales) o “políticamente correcto” (no hay
juego más políticamente incorrecto y amoral que éste), sirven para dar validez
a todos sus argumentos.
Los videojuegos, al igual que el cine de
superhéroes (series y cómics son más inclusivos), ha sido reclamado por el
hombre hetero de corte estándar. De ahí que la representación femenina, por
ejemplo, se haya visto limitada a una tía exuberante.
Así se entiende mejor que la aparición de
protas como Aloy sea objeto de comentarios de odio. Incluso hay tíos que odian
a la nueva Lara Croft —la cual sigue siendo un paiboun— por ser un personaje más complejo e ir más tapada. Por lo
visto eran las puntiagudas tetas poligonales las que les hacían empatizar con
la famosa saqueadora de tumbas.
Y si no se tolera a personajes como Aloy de Guerrilla o la
Lara de Crystal Dynamics, mucho menos van a dejar pasar la relación entre Dina
y Ellie. Apuñalar a una embarazada tiene un pase, pero que dos tías se besen
así, como si fuese lo más normal del mundo, es para destrozar la Play a
martillazos.
Esta peña también pone como excusa que los videojuegos no deben ser "politizados". Entiéndase politizado como sinónimo de que salgan mujeres con personalidad, personajes LGTBI y haya diversidad racial.
Si fuese cierto, a Red Dead Redemption 2 le habrían llovido las hostias, porque el juego es político a más no poder y una mofa continua a las conductas más fachas que existen.
Siempre podemos decir que son dos o tres —cosa que, además de ser mentira, ignora un
problema grave— y quedarnos tranquilas. La realidad es que Laura Bailey, actriz
que presta su voz y movimientos Abby, recibe amenazas de muerte diarias porque
el personaje ficticio que interpreta ha matado a otro personaje ficticio.
Esta gente que es capaz de llegar a tal
extremo por una muerte de ficción luego es capaz de mirar para otro lado e
incluso justificar la muerte de inmigrantes en el Mediterráneo, que exista
violencia policial por motivos de raza, agresiones homófobas y violencia contra
la mujer.
Cuando eres capaz de alzar la voz e indignarte por la muerte de un
personaje de ficción, pero puedes vivir con la violencia real que se desata a
tu alrededor, tienes un serio problema que, por muchas firmas que recojas, no vas a poder cambiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario