Un día ha pasado desde la salida de Assassins Creed Unity, y un día ha bastado falta para que las críticas inunden los correos de Ubisoft, debido, sobre todo, a los variados bugs que se dan en las partidas.
¿Silent Hills? No, Assassins Creed Unity
La saga de asesinos no es ajena a los bugs y si teníais esperanzas de que el cambio de generación los iba a dejar atrás, os llevareis un más de un susto.
Unity tiene bastantes bugs. Algunos clásicos como gente que flota y otros nuevos y espeluznantes, como el que deja sin cara a los protagonistas en mitad de una escena.
Ubisoft ha prometido solucionarlo pronto con parches.
La historia nos pone en la piel de Arno, acogido por una familia de la Orden de los Templarios, tras el asesinato de su padre biológico, también Asesino.
Su padre adoptivo y Gran Maestre es asesinado (es mejor no acercarse mucho a Arno, la verdad) y Arno acaba uniéndose a la Hermandad y su hermanastra, Élise, se une a los Templarios.
En el presente, seguimos siendo un personaje anónimo como ya ocurría en Black Flag y se nos encarga averiguar quién era el Gran Maestre durante la revolución francesa.
Decir que el epílogo de Rogue conecta con el inicio de Unity, pero no es necesario haberlo jugado para pillar la trama.
Arno Dorian es un personaje más memorable que sus predecesores americanos, Connor y Edward.
Es un personaje que por su forma de ser recuerda más a Ezio, que es el protagonista mejor valorado por los fans y la saga ha aprovechado la vuelta a Europa para recuperar a un protagonista más carismático.
Sin embargo, el papel de Arno no destaca tanto por sí mismo (como hacía Ezio) sino por Élise, su hermanastra templaria y su interés amoroso en la historia.
Me atrevo a decir que si Élise hubiese sido la protagonista del título o fuese un personaje jugable, Unity si hubiese sido el cambio que Ubisoft prometía en la saga.
Unity es un buen juego con una buena historia y buenos momentos, pero se sigue con la sensación de no estar ante algo diferente. Cierto que París es enorme y es una ciudad viva, con muchísima gente por sus calles y eso puede ser un problema. El único motivo para recorrer el mapa entero es la búsqueda de los clásicos coleccionables.
Se han introducido un par de misiones nuevas como la investigación de homicidios, pero seguimos con las clásicas misiones de la saga y no se tarda en caer en la sensación de repetición.
La escasa variedad de misiones secundarias sigue siendo una de las tareas pendientes de la saga y París es una ciudad inmensa muy desaprovechada. Las 20 horas de duración de la historia principal se podrían haber alargado con algo más que coleccionables.
No es un AC innovador ni rompedor y sigue con lo de siempre, eso sí, con mejores gráficos, una ciudad más grande y un par de cosas nuevas para llamar la atención.
Unity debía acallar los malos augurios que trajo Watch Dogs y, al final, los ha confirmado: Ubisoft sigue vendiendo muchas innovaciones y revoluciones en sus períodos de promoción y ferias, pero cuando llega el título, nos encontramos con que ha fantasmeado por encima de sus posibilidades.
Lo peor es que su fama de sacacuartos sigue intacta y continúan con las microtransacciones y todo ese rollo de venderte el juego por trozos.
Ubisoft está estirando demasiado a sus templarios y asesinos y es hora de que se replanteen su política de juego por año por el bien de la saga. Un año no es suficiente para ofrecer una nueva experiencia y los últimos título de PS3 y Xbox 360 como Black Flag y Rogue se sienten más como unos DLCs de ACIII que otra cosa.
Assassins Creed necesita de forma urgente fijarse en Far Cry 3, otra de las sagas de Ubisoft. La tercera entrega de Far Cry revivió la saga siendo innovadora y ofreciendo un entorno amplio (más simple que las ciudades de AC) y llena de actividades diferentes con variadas formas de afrontar los desafíos.
De hecho Far Cry 4, a la venta el 20 de noviembre, es un título más variado y entretenido que Unity, a pesar de ser juegos con enfoques muy distintos
De lo que no cabe duda es que en Ubisoft siguen siendo muy hábiles en marketing y deberían trasladar parte de esa habilidad al acabado de sus títulos, aunque signifique no tener un Assassins Creed todas las navidades.
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