30 jul 2014

The Wolf Among Us. No es fácil ser el lobo feroz.



La última aventura gráfica por episodios, fuera del universo The Walking Dead, de Telltale Games llegó a su fin hace unas semanas. Basado en los comics de Fables escritos por Bill Willingham publicados por Vertigo de DC Comics, la temporada consta (como viene siendo habitual) de 5 episodios con una duración entre hora y media o dos horas por episodio.

The Wolf Among Us nos pone en el papel (literalmente) de el sheriff de Fabletown, que no es otro que Big Bad Wolf (el gran lobo feroz de los cuentos) conocido popularmente como Bigby.

La historia nos sitúa en New York donde los fables (nombre que se da a los personajes de cuento) han encontrado refugio tras haber sido expulsados de su mundo por un tirano desconocido. Los fables no humanos se ven obligados a comprar glamour, un hechizo que les permite adoptar apariencia humana y adaptarse al mundo humano. Quienes no pueden pagar por el hechizo o no quieren cambiar de apariencia son enviados a un complejo llamado La Granja.

La situación puede recordar a la serie Érase Una Vez, pero el tono de este juego es mucho más violento e intrigante. Los fables malviven encubiertos en un barrio de New York y haciendo lo que pueden para sobrevivir. Personajes como Bella y Bestia acostumbrados a vivir en lujosos castillos ahora no llegan a final de mes abrumados por deudas y otros caen en la delincuencia o la prostitución. Un mundo cruel que no tiene nada de ficticio salvo sus personajes.

En este contexto, nos moveremos como Bigby, un reformado villano de cuento, dispuesto a mantener el orden y proteger a los fables. La mecánica del juego es igual a la que hizo famosa al estudio Quantic Dream (Farenheit, Heavy Rain, Beyond: Two Souls). Inspeccionaremos escenarios en busca de pruebas, elegiremos qué decir en cada diálogo (muy importante) y combatiremos a base de Quick Time Events en espectaculares enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Los fables son muy fuertes y resistentes a las heridas, si a eso unimos la capacidad de transformarse el espectáculo está servido.

Estamos ante un juego-serie, en cada capítulo nuestras acciones y las relaciones con cada personaje nos pasarán factura tarde o temprano. Puede que una decisión del primer episodio nos pase factura en el tercero.
La moralidad queda a gusto de la jugadora/or: no hay decisión peor o mejor que otra, depende las circunstancias y de la conciencia de cada una/o.

El primer episodio, con su fuerte "tutorial", deja claro cómo va a ser la aventura. Un brutal combate entre Bigby y el Leñador nos pondrá al día de la tarea de Bigby como Sheriff y de cómo está el mundo. La trama central del juego-serie nos pondrá a investigar el asesinato de una prostituta fable, que ha sido decapitada y dejan su cabeza en la entrada de donde vive el Sheriff. No será el único asesinato y hay que averiguar quién está detrás. Muchos secretos esconde la pequeña Fabletown.

Ser Bigby no es fácil y su pasado como el lobo que se come a la abuelita o persigue a los tres cerditos estará muy presente. Es como un asesino en serie reformado y hay muchos que no van a creerse esta transformación y costará hacerles cambiar de opinión. La elección de los diálogos será fundamental para no cagarla.

Prácticamente, como ocurría en la primera temporada y ocurre en la segunda temporada de The Walking Dead, estamos interpretando el papel protagonista de la serie y el formato de capítulo aumenta esta sensación. El devenir de la historia depende de nosotras/os.

Telltale no ha confirmado una segunda temporada aún, pero sí ha confirmado una tercera para The Walking Dead (la segunda no ha acabado todavía) y pronto verá la luz el primer episodio de Tales of Borderlands, basado en el juego Borderlands y, próximamente, se esperan más detalles sobre su serie de Juego de Tronos.
Fables planea su salto a la gran pantalla, como ocurre con otros comics de DC.

Una historia de cine negro con un personaje para moldear a nuestro gusto y pasar un buen/mal rato con sus tramas y elecciones (¿dónde voy primero?). 

A veces, ser el malo es la única forma de hacer el bien.



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